México.- Construir un robot en sólo cien horas de trabajo, presentarlo ante especialistas de la NASA, y ser de los mejores a nivel mundial, no exige ser un “genio”, sino simplemente tener una mente abierta, ser constante y “hacer lo que se desea”.
Para José Antonio Galicia de 14 años, Rafael Ríos de 13 y Héctor Nieto de 12, la robótica es una pasión que los llevó a ganar el segundo lugar en el torneo International Air and Space Program (IASP) 2013, con su robot Hubble M-3.
Una mente abierta -dice Rafael- es un elemento clave para realizar un proyecto exitoso, “hay que aceptar que hay ideas mejores que la tuya”; en tanto que para Héctor, la constancia es indispensable para que las ideas y el conocimiento se materialicen.
Otro ingrediente del éxito
-señala José Antonio- es no hacer las cosas por obligación, ya que en la medida que se emprendan tareas por el gusto y la curiosidad de hacerlas, éstas tendrán un impacto positivo en la vida propia y la sociedad.
Durante seis años, José Antonio, Rafael y Héctor se han preparado en Robotix, una institución en la que la enseñanza de la robótica se basa en un modelo flexible, creativo y lúdico, que busca incentivar en los niños la pasión por la ciencia, tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
“Uno de los grandes retos que tenemos como país es desmitificar la ciencia, la robótica y hasta las matemáticas como actividades que requieren un alto coeficiente cuando en realidad lo único que se requiere es interés”, enfatiza el director de Robotix, Roberto Saint Martin.
Y es que, añade, en la actualidad la tecnología avanza a tal velocidad que obliga a las nuevas generaciones a tener habilidades que serán vitales no sólo para su desarrollo profesional, sino también en su vida diaria.
“En la era del conocimiento, es importante tener más recursos para emprender cosas nuevas y sobre todo quitarnos esa idea de que la robótica y las actividades que tienen que ver con las matemáticas y la ciencia son para personas especiales o genios, eso no es verdad”, destaca.
En opinión de los jueces del torneo, convocado por la Administración de Aplicaciones Extraordinarias Aeroespaciales (AEXA) y la Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), el robot Hubble M-3 emplea ingeniería de alto nivel basada en un excelente marco de investigación para su construcción.
Durante la presentación en inglés que hicieron los integrantes del equipo JetMars de Robotix, los especialistas de la NASA recomendaron integrar al Hubble M-3 comandos de voz para recibir órdenes e implementar un sistema que permita más estabilidad para misiones con más obstáculos a vencer.
“Tenemos en mente agregar al Hubble M-3 una cámara fotográfica y de video que pueda mapear Marte, así como un mecanismo que permita saber si hay agua en el planeta rojo”, señala con entusiasmo José Antonio.
La presentación de su robot y el honroso segundo lugar en el torneo internacional fue una experiencia gratificante para el equipo que ya tiene asegurado su boleto para la siguiente edición del International Air and Space Program.
Mientras tanto, coinciden José Antonio, Rafael y Héctor, seguirán disfrutando su pasión por la robótica y soñando con volver a la NASA.
“Yo le diría a los niños que sigan sus sueños, que todo se puede, pero también que no todo es fácil, hay que trabajar duro pero sobre todo disfrutar lo que se hace”, finaliza José Antonio.