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Miércoles, 12 Febrero 2014 22:14

Atrasos y gasto crean dudas en Brasil 2014

MÉXICO, D.F.- Brasil confía en que la multimillonaria inversión que ha hecho para el Mundial de Futbol del verano próximo se convertirá en el catalizador de un cambio duradero en el país, pero aún persisten las dudas en el pueblo brasileño, y en los críticos que consideran que los recursos pudieron haberse destinado a mejorar la educación o la atención médica.

Un estudio del Centro Adrienne Arsht para América Latina de The Atlantic Council, advirtió lo anterior, tras detallar que hasta la fecha se han invertido 11 mil millones de dólares en la preparación del mega-evento y los costos siguen aumentando.

El costo para renovar estadios se disparó de mil millones de dólares proyectados a 3 mil 500 millones de dólares, alertó el análisis, tras recordar que Brasil sufrió las mayores protestas sociales en su historia reciente.

“El debate en Brasil es sobre en qué medida la Copa del Mundo beneficiará concretamente la vida cotidiana de los ciudadanos, una vez que pase el suceso deportivo. Con una carga fiscal del 36%, los críticos del mundial cuestionan la inversión de recursos públicos en las obras que exige la FIFA, en lugar de gastarlos en mejorar la educación o brindar una atención médica adecuada”, precisa el análisis titulado “Brasil: ¿Cuál será el legado de la Copa Mundial 2014?

Aunque una proyección de 2012 estimó que la Copa Mundial tendría un sorprendente efecto cascada de inversiones en el país, con un ingreso adicional de 55.3 mil millones de dólares, las condiciones del mercado han cambiado y el crecimiento del PIB originalmente previsto para alcanzar un 4.5% en 2012, fue apenas de 0.9% y los analistas estiman que este año será solo de 1.9%, alerta el Centro Adrienne Arsht para América Latina de The Atlantic Council, un centro de investigación fundado en 1961, con sede en Washington.

“El impacto económico de la Copa del Mundo dependerá del grado en que la inversión en los juegos repercutirá en la creación de puestos de trabajo a largo plazo y en un alza continua del turismo”, explica.

El ministerio de Deportes de Brasil pronostica que serán creados 100 mil empleos (temporales y permanentes), en su mayor parte en el turismo. El país espera la llegada de 600 mil extranjeros y el desplazamiento interno de tres millones de brasileños.

“Pero a pesar de la imagen vibrante de Río, las playas de ensueño, las pampas, la selva amazónica y las belleza coloniales como Salvador de Bahía y Ouro Preto, Brasil sólo atrae 6 millones de turistas anualmente, un porcentaje pequeño, por ejemplo, si se compara con los 53 millones que recibe anualmente España”.

De acuerdo con el estudio, las autoridades brasileñas esperan atraer a 10 millones de visitantes en 2020, confiadas en que los 600 mil extranjeros que vayan al mundial hablen de una “experiencia positiva” de su estancia en Brasil.

“La copa del mundo ofrece la oportunidad para recapturar el entusiasmo de los inversionistas que tuvo antes Brasil, cuando programas como Bolsa Familia sacaron de la pobreza a 40 millones de personas”.

El gran desafío, considera The Atlantic Council, es transformar los empleos creados para el mundial en “oportunidades permanentes” y aprovechar el entrenamiento adquirido en las industrias que requieren de trabajadores que hablen idiomas y tengan habilidades administrativas.

“Eso sería crear un legado real que va más allá del partido final”.

Aunque la inversión en infraestructura—aeropuertos, puertos, transporte público y estadios— ha sido una prioridad previa del gobierno brasileño, la renovación de las carreteras y los puertos aumentará la eficiencia del transporte y podría actuar como un catalizador para una mayor inversión.

Sin embargo, el estudio alerta que muchos cuestionan si las mejoras correctas están siendo priorizadas, sobre todo porque cada ciudad no se beneficia por igual.

Por ejemplo, en Manaus, los preparativos han sido costosos y están retrasados. “Situado en la selva y aislado de los grandes centros urbanos, los desafíos van desde problemas de en los trabajadores a la carga logística de que los materiales tengan que llegar a la ciudad por barco. Además, las preguntas se arremolinan en torno a la utilidad de construir un mega-estadio en una ciudad que no juega futbol. Cuiabá, capital del estado de Mato Grosso, es un caso similar”.

El documento advierte que a menos de cinco meses del primer juego, seis de los doce estadios aún están inconclusos y decenas de proyectos de desarrollo se han puesto en espera o cancelado, se advierte, pero si Brasil es capaz de concluirlas, habrá fiesta y el país continuará atrayendo inversiones público-privadas para proyectos en gran escala mucho más allá del mundial.

Destaca que el Mundial primero y los juegos olímpicos de 2016 en Río de Janeiro, después, han dado a la ciudad la oportunidad de revitalizar zonas urbanas arruinadas. Se ha rehabilitado el puerto Maravilha, se invierte en un nuevo metro y líneas de autobús y se ha equipado a la ciudad con un moderno centro de gestión de la seguridad.

“El verdadero legado de la Copa del Mundo será sentido por los residentes de 233 favelas de Río que han sido prioridad número uno desde que se anunció que Brasil ganó las sedes de la Copa del Mundo y de los Juegos Olímpicos. Más de 500 mil personas viven en estas áreas, una vez controladas por los traficantes de drogas. Ahora, cinco años después de la instalación de las unidades policiales de pacificación (PPU) en las favelas, la delincuencia ha disminuido y se ha desarrollado una nueva confianza entre la comunidad y la policía”, concluye el estudio.

 

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