La Liga, con 86 años de historia, tiene en Leo Messi a su rey de 27 años de edad. El crack argentino es el máximo goleador del campeonato (266 goles) y, desde el pasado domingo, es el mejor asistente (105 pases de gol). Honor, este último, que comparte momentáneamente con el portugués Luis Figo, que también dio el mismo número de asistencias cuando defendió los colores del FC Barcelona primero y el Real Madrid después.

Messi, que debutó en el torneo de la regularidad la temporada 2004-05 en el partido de la séptima jornada, contra el RCD Espanyol (0-1) en Montjuïc, ha jugado desde entonces 299 partidos de Liga y ha anotado 266 goles, a un promedio de 0.88 tantos por encuentro. En este mismo número de partidos, también, ha regalado 105 goles a sus compañeros, a un promedio de 0.35 asistencias por duelo.

El crack argentino acabará el presente curso con más goles y más asistencias, unos números que lo elevarán a reinar en solitario la estadística de goles y asistencias en solitario. Es sólo cuestión de algunos partidos más.

Figo repartió 105 asistencias entre 1995 y 2005, tiempo en el que jugó 336 partidos (172 con el Barça y 164 con el Real Madrid) y anotó 66 goles (30 con el Barça y 36 con el Real Madrid). Messi, por su parte, ha dado el mismo número de asistencias pero en 37 partidos menos. En cuanto al número de goles no hay comparación posible por no ser el luso un hombre gol como el argentino.

REMONTA EN 2015 SOBRE CR7. Los mejores jugadores del mundo en los últimos siete años recibieron el 2015 de distinta manera. Cristiano Ronaldo lo hizo recibiendo el Balón de Oro y Lionel Messi peleándose con Luis Enrique. El portugués en la cúspide y el argentino con problemas internos. Apenas un mes después, todo se revirtió.

Messi comenzó el año como suplente en San Sebastián y centrando todas las miradas en una crisis que amenazaba con derrumbar todo el proyecto de Luis Enrique, pero en una catarsis absoluta, al cabo de nueve partidos, el Barcelona parece un avión a reacción bajo la conducción del mejor Leo de los últimos tiempos. De los 10 partidos que ha disputado el Barça este año, Messi ha tomado parte en nueve, ha marcado 10 goles, ha repartido seis asistencias y, recuperando las mejores sensaciones.

En ese mismo lapso de tiempo, Cristiano apenas ha participado en 559 minutos de siete partidos, ha marcado cuatro goles (uno de penalti) y ha sufrido una expulsión tras abofetear y dar un puntapié a un jugador del Córdoba. A la vez que uno lideraba la resurrección azulgrana, el otro se hundía en su peor momento del curso y se convertía en un simple mortal imposible de comparar con su gran rival.

En el Barcelona existe el convencimiento de que la mejor versión de Messi está en el primer plano y que bajo su liderazgo el equipo, catapultado en todas las estadísticas, tiene la disposición de luchar por todos los títulos. En el Real Madrid crece el desasosiego alrededor de su estrella.

Mientras Messi ha visto puerta en todos los partidos del año salvo el que jugó en Anoeta (45 minutos) y en el Calderón (de Copa), Cristiano se ha quedado a cero en cuatro duelos. Esta diferencia entre uno y otro ha hecho que el argentino haya recortado la enorme ventaja que consiguió CR7 en la tabla del Pichichi. En estos momentos, 5 goles separan a uno y otro (28-23). Claro que de esos 28 goles el luso suma 8 desde el punto de penalti, por solo uno el argentino.

El rendimiento de Cristiano Ronaldo ha descendido peligrosamente. Si marcó 23 goles en 17 partidos entre agosto y noviembre, en un sprint que se consideró decisivo para la elección del Balón de Oro, en diciembre ya dio unas muestras de flaqueza que con el nuevo año se han confirmado de forma indiscutible. Y preocupante.