El ejercicio regular y la actividad física tienen enormes beneficios para la salud, pero la práctica excesiva de cualquier deporte puede ser igual de malo que no hacer nada en lo absoluto, sugieren especialistas daneses.
La inactividad física está vinculada a una mayor tasa de mortalidad, pero un estudio publicado en la revista especializada Journal of the American College of Cardiology señala que trotar demasiado puede ser tan dañino como nunca ponerse los tenis para correr.
Un grupo de científicos de Dinamarca realizaron una investigación para determinar la relación dosis-respuesta entre correr y mortalidad, tema que hasta ahora continúa siendo objeto de debate y controversia.
Para ello, los especialistas estudiaron a más de mil corredores saludables y personas que no practican ningún deporte, durante un período de 12 años.
De acuerdo con sus hallazgos, aquellos que corrieron a un ritmo constante de dos horas y media a la semana eran menos propensos a morir en este momento, pero los que lo hicieron por más de cuatro horas o nunca trotaron tenían más posibilidades de fallecer.
Los expertos incluso encontraron que las personas que trotaron con mayor intensidad (más de tres veces por semana y a un ritmo superior a los 11 kilómetros por hora), eran más propensos a morir que quienes no hacen ejercicio.
Con base en los datos obtenidos, los investigadores concluyeron que el ritmo ideal para correr era aproximadamente de ocho kilómetros por hora y que era mejor practicar esta actividad tres veces a la semana, a un total de 2.5 horas.
“En realidad no se tiene que hacer mucho para tener un buen impacto en la salud”, sostiene el investigador Jacob Louis Marott, del Hospital Frederiksberg en Copenhague, capital danesa.
Por ahora, los científicos no están seguros de la razón detrás de esta tendencia, aunque estiman que estaría relacionada con los cambios en el corazón durante la práctica de ejercicio excesivo.
“La resistencia al ejercicio extenuante prolongado puede inducir a cambios patológicos en el corazón y las arterias”, explica Marott y aclara que por ahora “no se ha establecido un límite superior para el ejercicio seguro”.
Este estudio demuestra que las personas no tienen que correr maratones para mantener su corazón sano, basta con un trote ligero y moderado para obtener grandes beneficios.