Los menores de un año sólo bajo condiciones excepcionales deben recibir antibióticos, debido a que el uso frecuente de estos medicamentos alteran su microbiota (flora) intestinal, lo cual afecta su desarrollo futuro.
El jefe de Infectología del Hospital Infantil de México "Federico Gómez", Sarbelio Moreno Espinosa, señaló que entre 50 y 75 por ciento de las prescripciones de antibióticos a menores son sin fundamento.
Al participar en la Cumbre Sanofi 2015, el grupo de médicos concluyó también que el uso de antidiarreicos en toda la población mata la microbiota intestinal.
Al alterarse este órgano se afecta el sistema inmune y eso predispone a padecer alergias, enfermedades autoinmunes e incluso eleva el riesgo de obesidad, de acuerdo con los pediatras.
Es decir, que los problemas de salud de esos menores a quienes se les recetó un antibiótico pudieron haberse resuelto con otro tipo de terapias.
"Para enfermedades respiratorias antes de un año, incluso antes de los tres años de edad, no debe suministrarse antibióticos porque hasta esa edad la enfermedad es por virus, porque no pueden adquirir el estreptococo responsable de ese mal.
"Sólo cuando hay otitis (inflamación del oído) y éste puede reventar, así como en otros casos especiales, se debe dar antibiótico", advirtió.
Por su lado, Rodrigo Vázquez Frías, médico adscrito al Departamento de Gastroenterología y Nutrición del Hospital Infantil de México, expuso que existe una estrategia mundial para que los menores de 12 años no vean alterado su desarrollo por medicamentos u otros factores.
Lo anterior, debido a que en ese lapso de vida se lleva a cabo el proceso de maduración de su genética y los antibióticos y otros medicamentos pueden modificar su microbiota intestinal.
"Entonces, se estaría en riesgo de llevar un mensaje erróneo al sistema inmunológico por destruir las bacterias buenas y causar obesidad, entre otros riesgos", refirió.
Los especialistas recomendaron que a la par de la toma abtibióticos a cualquier edad, se consuman probióticos capaces de regenerar el equilibrio de las bacterias buenas en el intestino para evitar alteraciones importantes.