Un factor de riesgo es cualquier rasgo, característica o exposición de un individuo que aumente su probabilidad de sufrir una enfermedad o lesión.
Una amplia gama de factores de riesgo para la salud que se pueden evitar, desde la contaminación del aire, una dieta inadecuada, hasta agua insalubre, es responsable de un creciente número de fallecimientos y de la carga significativa impuesta por las enfermedades, según un análisis de 79 riesgos en 188 países.
En 2013, la hipertensión fue el principal factor de riesgo individual asociado a mortalidad. Se le atribuyen 10.4 millones de los fallecimientos en todo el mundo ese año. El impacto de la hipertensión en la mortalidad aumentó 49.1 % entre 1990, cuando también era el principal factor de riesgo global, y 2013. Si bien este factor de riesgo afecta a ambos sexos, su creciente efecto es más dramático en los hombres que en las mujeres. La hipertensión aumentó 39.9 % en las mujeres y 59 % en los hombres.
Los factores de riesgo estudiados contribuyeron a un total de 30.8 millones de fallecimientos en 2013, un aumento de una quinta parte de los 25.1 millones de fallecimientos en 1990. Los principales factores de riesgo asociados con el fallecimiento tanto de hombres como de mujeres son la hipertensión arterial, el tabaquismo, el alto índice de masa corporal (sobrepeso y obesidad) y presentar concentraciones altas de glucosa en sangre en ayunas. Pero el mayor impacto acumulado para la salud proviene de una dieta inadecuada. Una combinación de 14 factores de riesgo relacionados con la mala calidad de la dieta contribuye a un número de fallecimientos en todo el mundo, relacionados con padecimientos como cardiopatías isquémicas, accidentes cerebrovasculares y diabetes. En 2013, la exposición a dietas pobres en frutas, granos integrales y vegetales y elevado consumo de carnes rojas y bebidas endulzadas con azúcar industrializado se asociación con 21 % del total de las muertes en el mundo.
“Existe un gran potencial de mejorar la salud evitando ciertos riesgos como fumar y una dieta inadecuada, así como enfrentando riesgos ambientales como la contaminación del aire”, dijo el director del IHME, el Dr. Christopher Murray. “El reto para los legisladores será usar lo que sabemos para guiar los esfuerzos de prevención y las políticas de salud”.
La combinación de los principales factores de riesgo que contribuye a los fallecimientos ha cambiado significativamente desde 1990. La desnutrición infantil y las fuentes de agua insalubre ya no pertenecen a la lista de los 10 factores globales principales, mientras que las concentraciones altas de colesterol y el uso del alcohol los reemplazaron como factores importantes que contribuyen a una mala salud.
La “Evaluación comparativa a escala global, regional y nacional de 79 riesgos conductuales, ambientales y ocupacionales, y riesgos metabólicos o grupos de riesgos en 188 países, de 1990 a 2013: un análisis sistemático de la GBD en 2013” examina el grado, el patrón y las tendencias de las contribuciones de los factores de riesgo a los fallecimientos y a la pérdida de salud entre los países. Publicado en The Lancet el 11 de septiembre, el estudio fue realizado por un consorcio internacional de investigadores que trabajan en el proyecto Carga Mundial de la Enfermedad (Global Burden of Disease, GBD) y está dirigido por el Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud (Institute for Health Metrics and Evaluation, IHME) en la Universidad de Washington.
La exposición a los factores de riesgo varía enormemente entre hombres y mujeres. El tabaquismo es un problema mayor en los hombres, y es el segundo factor de riesgo asociado a 4.4 millones de muertes; para las mujeres es el sexto factor de riesgo y se le atribuyen 1.4 millones de fallecimientos. El consumo exagerado del alcohol es uno de los 10 principales factores de riesgo entre los hombres, pero no en las mujeres.
Los niños también se enfrentan a riesgos diferentes a los de los adultos. En los menores de 5 años, la desnutrición infantil, que incluye niños con peso insuficiente, aquellos cuyo crecimiento se ha atrofiado, y los que sufren debilidad por desnutrición aguda, fue la principal causa de muertes La desnutrición infantil contribuyó con 1.3 millones de fallecimientos en 2013, lo que representa 21 % del total de fallecimientos de niños menores de 5 años. Los países con la mayor proporción de muertes en niños menores de 5 años asociadas a este factor de riesgo fueron Chad, Sudán del Sur, República Democrática del Congo, Somalia y Nigeria.
“Aunque hemos visto un tremendo aumento en los factores de riesgo que contribuyen a las enfermedades no transmisibles como enfermedades cardiacas, enfermedades pulmonares y diabetes, la desnutrición infantil sigue siendo un enorme reto para algunos países”, dijo el Dr. Mohammad Hossein Forouzanfar, profesor adjunto de Salud Global en IHME y autor principal del artículo.
El estudio examina los factores de riesgo que contribuyen a la pérdida de la salud y a la muerte. Los investigadores utilizan los años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) para medir la pérdida de la salud. Un AVAD es equivalente a un año perdido de vida sana y se mide por la suma de los años de vida perdidos hasta la muerte prematura y los años vividos con discapacidad. Los principales factores de riesgo asociados a la pérdida de la salud global en 2013 fueron alta presión sistólica, el hábito de fumar y un índice de masa corporal alto (sobrepeso y obesidad). Esto ha cambiado significativamente desde 1990, y está aumentando la importancia ciertos factores de riesgo relacionados con enfermedades no transmisibles. La hipertensión, que en 2013 representó un 8.5 % de los AVAD globales, ha aumentado en su importancia, al igual que el tabaquismo, aunque su prevalencia ha disminuido en la mayoría de los países.
Los datos globales ocultan grandes variaciones regionales. En una gran parte del Medio Oriente y de América Latina, el alto índice de masa corporal es el principal riesgo asociado a la pérdida de la salud. En Asia meridional y del sureste, la contaminación del aire en los hogares es un riesgo importante; en la India las pérdidas de salud se atribuyen a la exposición a agua insalubre y a la desnutrición infantil. En Rusia el alcohol es el segundo riesgo, y el hábito de fumar es el principal riesgo en muchos países de altos ingresos, incluido el Reino Unido. Las diferencias más marcadas se encuentran en África Subsahariana que, a diferencia de otras regiones, está dominada por una combinación tóxica de desnutrición infantil, agua insalubre e saneamiento inadecuado, alta exposición a sexo sin protección y elevado consumo de alcohol.
“En América Latina tenemos una ingesta deficiente de granos, de frutas y verduras a pesar de ser un continente agrícola y por otro lado comemos mucha carne procesada, bebidas azucaradas y utilizamos mucha sal. El 11% de la carga de enfermedades se explica por una dieta inadecuada. Otro dato que surge del estudio es que mientras el tabaquismo está bajando, el alcoholismo aumenta. Contamos con suficiente evidencia para poder generar políticas públicas, pero abordar esta realidad no es un asunto exclusivo del sector, debe ser multisectorial. Se necesita mayor energía en fomentar políticas saludables”, sostiene el Dr. Rafael Lozano, Director de Iniciativas para América Latina del IHME.
El estudio incluye por primera vez en su análisis varios factores de riesgo como desnutrición aguda y desnutrición crónica, sexo sin protección, ausencia de jabón en el lavado de manos. Otra innovación es la inclusión del VIH en el cálculo de la violencia entre parejas. La adición de desnutrición aguda se asoció con aproximadamente una de cada cinco muertes entre niños menores de 5 años en 2013, y la desnutrición crónica contribuyó a 3.5 % a los fallecimientos de niños de este grupo de edad, resalta la importancia de la desnutrición infantil como factor de riesgo. En 2013, el sexo no protegido tuvo un enorme efecto en la salud global, contribuyendo a 82.3 % de los fallecimientos por VIH/SIDA y a 94 % de los fallecimientos por VIH/SIDA entre los jóvenes de 15 a 19 años de edad. Esto tiene mayor impacto Sudáfrica que en ningún otro país; 37.9 % de las muertes en Sudáfrica se atribuyen a sexo no protegido. El efecto global del sexo no protegido ha aumentado desde 1990 y alcanzó el máximo en 2005.
Los siguientes son los datos que surgen del Estudio en México:
Los 3 principales riesgos asociados a la mortalidad en México son: la glucosa plasmática alta, alto índice de masa corporal e hipertensión sistólica. El alto nivel de glucosa en sangre fue un factor que llevó a la muerte de 127.486 mexicanos en 2013.
Estos riesgos mortales difieren según el género. Para los hombres, el tabaquismo fue el riesgo N°6 – asociado a la muerte de 25.605 hombres en 2013– pero no es uno de los 10 principales factores de riesgo para las mujeres. Las mexicanas están en mayor riesgo que los hombres a causa del consumo de bebidas azucaradas -que contribuyeron a 11.154 muertes de mujeres en 2013 y éste fue su factor de riesgo N°10.
Los riesgos asociados a la pérdida de salud total –años saludables de vida perdidos por discapacidad y muerte prematura- cambiaron dramáticamente a lo largo del tiempo. En 1990, los 3 principales riesgos asociados a la pérdida de salud en México eran la desnutrición infantil, la lactancia materna subóptima y la insalubridad del agua. En 2013, el impacto de esos riesgos disminuyó considerablemente y ni siquiera estaban entre los 10 primeros.
En México creció entre 1990 y 2013 el impacto de todos los principales riesgos asociados a la pérdida de salud. La glucosa plasmática alta aumentó 155.5%, el alto índice de masa corporal un 168.2%, y la hipertensión sistólica un 147.8%.
Los factores de riesgo dietarios están teniendo una mayor carga en la pérdida de salud en México. Entre 1990 y 2013, la pérdida de salud debida al consumo de bebidas azucaradas aumentó un 147.8%; la dieta con alto contenido de carnes procesadas, un 118%, y la dieta baja en contenido de granos enteros, un 109.3%
El Instituto para la Medición y la Evaluación de la Salud (IHME) es una organización independiente de investigación de la salud mundial de la Universidad de Washington, que ofrece una medición rigurosa y comparable de los problemas de salud más importantes del mundo y evalúa las estrategias que se emplean para resolverlos. El IHME pone a entera disposición esta información para que las autoridades que formulan políticas tengan la evidencia que necesitan para tomar decisiones fundamentadas concernientes a cómo asignar los recursos para mejorar la salud de la población.