Como un monstruo con sed de sangre o como criaturas surgidas de las tinieblas, así es el racismo en Lovecraft Country, una audaz serie de HBO que, con Jordan Peele y J.J. Abrams como productores, combina las turbias fantasías de H.P. Lovecraft con la discriminación a los negros en Estados Unidos.
Con muchísimo talento en su reparto, de Jonathan Majors a Jurnee Smollett pasando por Courtney B. Vance o Michael Kenneth Williams, Lovecraft Country se estrena este domingo en HBO al mando de la showrunner (máxima responsable de una serie) Misha Green (Underground, 2016-2017).
Y con tanta figura afroamericana delante y detrás de las cámaras, la conversación sobre Lovecraft Country abarca el racismo de los años 50 en los que está ambientada la trama, como la violencia real y simbólica contra los negros que sigue existiendo en el país.
“Me encanta el género del terror. Así que, antes que nada, no me tienes que dar una razón para poner monstruos en algo porque me encanta hacerlo”, dijo Misha Green a Efe con una sonrisa.
La atrevida premisa de Lovecraft Country viaja hasta el Chicago de mediados del siglo XX, donde el joven Atticus (Majors) emprende un viaje junto a su tío George (Vance) y su amiga Leti (Smollett) para encontrar a su desaparecido padre (Williams). En su camino, estos tres afroamericanos enfrentarán monstruos muy humanos, en forma de supremacistas blancos; pero también seres infernales que emergen de las perversas historias de Lovecraft.
“En el género del terror tienes el miedo y luego la risa, que te da esa vía de escape. Y todos nuestros monstruos en la serie son como eso que te da alivio: te sientes liberado cuando aparecen los monstruos porque los otros monstruos, los humanos, son muy terribles”, reflexionó Green.
Por su parte, Jurnee Smollett, que se luce absolutamente en el papel de Leti, resaltó la paradoja de reciclar el legado de un escritor como Lovecraft: “Era un maestro del terror, pero también era racista”, recordó.
“Se puede defender que el racismo del sistema es más aterrador que los monstruos. Con los monstruos ya sabes lo que hay: los ves delante de ti, son jodidamente aterradores, y tienes que correr (risas). Pero el racismo del sistema te ataca de maneras insospechadas contra las que no tienes defensa y que te pillan con la guardia baja”, apuntó.
DE JIM CROW A BLACK LIVES MATTER. Aunque la serie retrata las racistas leyes de Jim Crow, que institucionalizaron la segregación racial en Estados Unidos a finales del siglo XIX, Lovecraft Country conecta de manera implícita con el debate actual sobre la discriminación a los negros y con el multitudinario y enérgico movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan).
“Lovecraft Country se adhiere a la línea temporal de cómo hemos llegado hasta aquí”, indicó Michael Kenneth Williams, el inolvidable Omar Little de The Wire (2002-2008).
“Cuando conocemos a la familia de la serie, ya han sobrevivido a la masacre racista de Tulsa (en 1921) y se han mudado al sur de Chicago, que entonces es como una zona de guerra. Y hacen todo esto en los tiempos de Jim Crow. Así que tienen un trauma (...) pero es una migración real que una familia de hoy en día puede tener en su propia historia”, describió.
También Jonathan Majors, un actor en clarísimo ascenso tras The Last Black Man in San Francisco (2019) y Da 5 Bloods (2020), resaltó la conexión de la serie con las manifestaciones por la muerte a manos de la Policía de George Floyd: “En Lovecraft Country presentamos muchas vidas negras. Tienes todas estas personas negras diferentes, con puntos de vista diferentes. Tanto es así que entran en conflicto entre ellos”, afirmó.
“Son personajes ficticios, sí, pero son personajes interpretados por increíbles actores que les infunden vida. Así que poder entender cómo ama una vida negra, cómo se duele una vida negra, cómo sufre una vida negra, cómo ven lo que le gusta o lo que no les gusta (...) eso hace que la metáfora tenga cimientos. Creo que es algo bello con lo que contribuir (al debate actual): ‘Esto es un ejemplo de vida negra, esto es un ejemplo de amor negro’”, defendió.