La niña rebelde del pop estadounidense ha reconocido lo que ya todos intuíamos, que sus controvertidas actuciones no eran más que una pose para cambiar de registro en el terreno musical. Y es precisamente eso, lo que tiene enfadada a Miley, quien no logra entender cómo la gente le juzga por un papel que se dedica a representar, sin que ello responda a su verdadera personalidad.
"Me indigna que la gente piense que soy tal y como me muestro en el escenario. He llegado incluso a oír que estoy obsesionada con el sexo. ¿Acaso nadie conoce qué es el rock and roll? Por ejemplo, en casi todas las películas hay por lo menos una escena de sexo y la gente sabe que los actores están simplemente representando a un personaje. Eso mismo hago yo, actuar. ¡No es que me pase todo el día disfrazada de osito y haciendo twerking con Robin Thicke!", aseguró la intérprete al diario The New York Times.