Lo que empezó como un proyecto de solista para Thom Yorke, integrante de Radiohead, cuando lanzó su álbum The eraser, se está convirtiendo en uno de los fenómenos musicales más importantes de los últimos años que quedó demostrado el pasado miércoles en el Pepsi Center.
La agrupación integrada por Flea (Red Hot Chili Peppers), el productor Nigel Godrich, el baterista Joey Waronker y el percusionista Mauro Refosco, comenzó la hipnosis de los mexicanos cuando las notas del primer tema de su disco Amok (2013), “Before your eyes...”, se fusionaron con la voz de Yorke creando una atmósfera que continuaría durante toda la noche como si fuera un mundo diferente.
Flea irradiaba energía con movimientos de cabeza y piernas casi ilógicos y carentes de sentido si recordamos que el 16 de octubre cumplirá 51 años. No importaba. Todo el foro parecía un lugar ajeno a este mundo, sin gravedad, ni prisa, que contrastaba con el nombre del segundo tema “Default”.
La música cobró vida y entró en el cuerpo de Thom Yorke quien contagió a sus fanáticos con peculiares bailes: saltos imprecisos, movimientos de cabeza de lado a lado, se hincaba o brincaba perdiendo el control. Y de pronto el eco de una distorsión y los prismas de neón azules detrás de los músicos acompañaron “The clock”.
Luego Yorke pasó del teclado a la guitarra, la empuñó al mismo tiempo que el público se rendía ante él en aplausos y que Flea bailaba recorriendo el escenario anunciando que continuaba “Ingenue”. Yorke cerró los ojos para cantar la hermosa canción, los mantuvo cerrados incluso al bailar y luego, como si hubiera un salto en el tiempo, pasó a cantar “Stuck togheter pieces” y luego “Unless”.
No dirigió al público ninguna palabra que no fuera de agradecimiento. El tema “And It rained all night”, parecía la predicción de un oráculo en la aguda voz que la interpretaba y otras como “Harrowdown hill”, recordaban el primer material de solista de Thom Yorke.
Por momentos el cantante se cruzaba con Flea en medio de bailes que parecían de música distinta, cada uno poseído a su propio ritmo, cada uno en “Dropped” viviéndolo a su manera, y frente a ellos la multitud levantaba las manos como si estuviera en medio de un ritual que variaba su intensidad de acuerdo al tono de las luces, hasta que “Cymbal rush” hizo caer el telón de oscuridad que no permitió ver el momento en que los músicos salieron del escenario.
A su regreso, invocados por 7 mil almas, Atoms for peace revelaron el mejor momento de la noche con una serie de temas que retaron a los sentidos de los presentes a la máxima concentración y algarabía. “Skip divided” fue el primer tema al que le siguió la locura de “Feeling pulled apart by horses”, en la que las percusiones recrearon un ambiente de tétrica melancolía.
Uno de los momentos mágicos de la noche fue cuando interpretaron su propia versión del tema “Rabbit in your headlights”, original de Unkle, en la que las luces jugaron un papel tan importante como el piano y voz de York. Posteriormente cerraron con el tema que le da nombre a su primer álbum lanzado en febrero, “Amok”, con un baile y una reverencia ante su público.
Pero el público no ceso y obligo a los músicos a regresar al escenario, quienes se despidieron con un homenaje a Marvin Gaye al recrear “Got to give it up” y finalmente “Atoms for peace” y “Black swan”, fueron la despedida definitiva de los músicos.