Cuando John Carpenter estrenó The thing en 1982, la película recibió una mala crítica detrás de otra. Este miércoles, el estadunidense se presentó en Cannes como un cineasta consagrado, contento de que la proyección de su filme en el festival de cine compense unas críticas que nunca comprendió.
“La gente la odió y nunca entendí porqué. Pensé que mostrarlo en Cannes sería una increíble revancha”, dijo en una clase maestra cuyo público le ovacionó, de pie, antes incluso de que la sesión comenzara.
Carpenter acudió al certamen francés para recibir la Carroza de Oro, un homenaje del gremio que la sección paralela Quincena de Realizadores otorga a cineastas que han marcado la historia del cine por su independencia, ambición y audacia.
Ser director y poder vivir de ello, aseguró a sus 71 años, siempre fue su sueño. Desde Revenge of the colosal beasts, primer corto que filmó, en 1962, acumula cerca de 30 títulos, incluida una saga, Halloween, que contribuyó a alzarle como leyenda del terror.
“Todo lo que me interesa es escuchar gritos. Cuando hice The thing sentí que había una regla tácita en Hollywood en la que si haces una película de horror tienes que poner los monstruos en la oscuridad, que no deben verse directamente, y yo hice lo contrario, me dije que hay que verlos para creer que existen”, destacó.
Carpenter prefiere ir por la libre: “No encajo en los estudios. Hay un círculo de fiestas en el que nunca estuve cómodo. En mi escuela de cine nos dijeron que teníamos que pelear por nuestra visión. Los estudios no entendían por qué era importante para mí. Es mi película, no la suya. Quiten sus manos de encima”.
Entre esas colaboraciones destaca su mano a mano con Ennio Morricone, que le firmó la música de The thing: “Él no sabía inglés ni yo italiano, así que hablamos en el lenguaje de la música”.
Y, desde la veteranía, prefirió no juzgar a quienes lo han sucedido. El género puede que haya evolucionado, señaló, pero “sigue intentando asustar a la gente. Cada generación rehace el terror en su propio lenguaje”.
Carpenter, no obstante, hace años que ha cambiado la claqueta por la música electrónica: “Me enamoré del cine cuando era realmente joven y es un romance para toda la vida, pero ahora tengo otra carrera en la música”, concluyó admitiendo que aunque desde pequeño supo que su mundo sería el cine, en el fondo “todo niño quiere ser una estrella del rock”.