CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco inició el lunes una semana de importancia crucial en lo que lleva de papado. Dos comisiones investigadoras sobre las finanzas del vaticano presentarán sus recomendaciones de reformas y comienzan los preparativos para una reunión cimera sobre temas familiares que abarcan la condena generalizada de los católicos a las enseñanzas de la Iglesia sobre anticonceptivos, divorcio y el matrimonio homosexual.
Mientras tanto, Francisco presidirá su primera ceremonia para recibir oficialmente a 19 cardenales nuevos como miembros de un club que eventualmente elegirá a su sucesor. Como era dable esperar en el caso de este papa, los nuevos cardenales proceden de algunos de los lugares más pobres del mundo, incluyendo Haití, Burkina Faso y Costa de Marfil.
La primera mitad de la atareada semana de Francisco está dedicada a su tercer encuentro con el "Grupo de los Ocho" asesores, los cardenales de más veteranía que representan a cada continente y que el pontífice designó para que le ayuden a gobernar la Iglesia y reformar la anticuada e ineficiente burocracia vaticana. Escucharán recomendaciones de una comisión de expertos sobre la reforma financiera y estructural de la Santa Sede. El martes, escucharán a una comisión investigadora que estudia cómo reformar el banco vaticano.
Francisco fue elegido con un mandato de reformar la curia romana, la administración de la Santa Sede, para adecuarla a las necesidades del siglo XXI. Quiere hacer de la curia un respaldo mayor de los obispos que intentan difundir la fe en lugar de ser un obstáculo, y las reuniones de esta semana son un indicio claro de que mejorar las estructuras financieras del Vaticano es parte fundamental de la reforma.
Francisco ha dado prioridad a la reforma del banco vaticano, acusado desde hace tiempo por las autoridades italianas de ser un paraíso fiscal para los italianos bien relacionados y, más recientemente, un lugar en el que podía ser lavado el dinero.
La víspera de la reunión del G8, el director del banco vaticano explicó al diario bonaerense La Nación que su proceso de reformas no descubrió "violaciones sistemáticas" por parte del Vaticano de las leyes contra el lavado de dinero y encontró solamente algunas "ovejas negras".
Una de esas ovejas negras es monseñor Nunzio Scarano, un contador en el ministerio de Hacienda vaticano que está siendo juzgado bajo el cargo de introducir de contrabando 20.000 euros (26.000 dólares) de Suiza a Italia, y acusado además en otro caso de usar sus cuentas en el banco vaticano para lavar dinero. Los dos gerentes del banco dimitieron en julio tras la detención de Scarano.
"Nos encontramos en un momento crucial", dijo el presidente del banco, Ernst Von Freyberg, a La Nación. "La comisión (del banco) entregará su informe los próximos días, así como la comisión de asuntos económicos, y luego el Santo Padre decidirá qué hacer".
Von Freyberg, el último nombramiento importante de Benedicto XVI antes de renunciar como obispo de Roma, encargo de la reforma a la firma estadounidense de asesoría Promontory Group. La otra comisión investigadora, encargada de aconsejar a la Santa Sede sobre reformas estructurales más importantes, contrató igualmente a una firma independiente de asesoría, McKinsey & Co. para modernizar sus operaciones de comunicación y la de contabilidad KPMG para situar la transparencia de los libros de la Santa Sede a la altura de las normas internacionales.
Además, sigue la planificación del sínodo de los obispos para octubre que analizará temas de enseñanza sobre la familia. Un grupo amplio de cardenales estudiará el programa del sínodo en la segunda parte de esta semana y luego los principales grupos de trabajo iniciarán sus tareas a principios de la próxima semana.