El Gobierno francés se muestra cada vez más escocido ante la petición generalizada de que reforme de una vez su economía como lo han hecho ya España o Portugal. Una muestra se produjo el pasado lunes en París durante un debate a puerta cerrada en el llamado Consejo Estratégico de Atractividad en el que el ministro de Economía de Francia, Pierre Moscovici, mantuvo un intenso intercambio con inversores de 19 países.

Según aseguran a EL MUNDO fuentes próximas a la reunión, Moscovici se mostró duro cuando escuchó las críticas a la deriva de Francia porque podría afectar a la Eurozona como hizo España en los años pasados sin que, como el Gobierno de Mariano Rajoy, haya empezado aún reformas de calado. «No nos comparen con España», repuso el titular de Economía galo, según las fuentes consultadas. Resaltó que Francia no era una potencia media como el país de Rajoy ni había necesitado el rescate europeo para su banca ni, menos aún, su tasa de paro había escalado por encima del 25%.

Especialmente crítico con la economía francesa y en la comparación con España se mostró el vicepresidente del fondo estadounidense BlackRock, Philipp Hildebrand. Este financiero, ex gobernador del banco central de Suiza, resaltó el peligro de que Francia «se convierta en un gran enfermo de la Eurozona» como, en su opinión, lo ha sido España.

Dijo en privado ante multinacionales que Francia no es una potencia media con alto paro

No es la primera vez que Moscovici acepta de mal grado este tipo de comentarios. El pasado 24 de enero en rueda de prensa en el Foro Económico Mundial en Davos, el ministro francés se expresó así ante la mejor reputación de Reino Unido ante los inversores. «Cuando veo la evolución de Reino Unido prefiero ser francés (...) Su evolución es por ahora mejor, pero porque su situación de partida no era tan buena antes».

El propio presidente del Foro de Davos, Klaus Schwab, acudió a la reunión de París al igual que el presidente de Siemens, Joe Kaeser, entre otros. El único inversor español asistente al encuentro del pasado lunes en París fue el consejero delegado del Banco Santander, Javier Marín. Éste evitó el choque con Moscovici, pero defendió las reformas españolas, entre ellas la laboral, y rechazó generalizaciones sobre que la banca española hubiera sido rescatada, porque el problema se circunscribe, a su juicio, a las cajas de ahorros.

Es más, resaltó que el Santander había contribuido de forma importante al propio rescate de las cajas españolas a través del Fondo de Garantía de Depósitos, entre otros instrumentos y que también estaba siendo protagonista en el sector financiero de otros países europeos como Reino Unido. Al tiempo, resaltó que Francia «es un mercado estratégico» para el grupo Santander, según las fuentes consultadas. De hecho, ultima la compra del 50% de la filial financiera del grupo Peugeot, lo que constituiría un balón de oxígeno para la emblemática industria automovilística francesa. Un portavoz oficial de la entidad cántabra declinó hacer comentarios a este diario al tratarse de una reunión privada.

En el coro de asistentes que evocó el contraste entre el ritmo de reformas en Francia y en países como España figura el presidente de General Electric en Europea, Ferdinando Beccalli-Falco. La presidenta del grupo estadounidense en Francia, Clara Gaymard, afirmó a la salida a la cadena RTL que en cuestión del mercado laboral «en comparación con España, Italia y otros países, Francia está retrasada».

El presidente de Francia, François Hollande, no asistió al debate, pero sí clausuró la reunión destinada a atraer inversión extranjera. El socialista ofreció «estabilizar las normas fiscales» y el permiso de residencia de cuatro años a inversores y trabajadores de alta cualificación, además de favorecer con 25.000 euros a los emprendedores extranjeros que se instalen en Francia, entre otras medidas. «No tenemos miedo al capital exterior», afirmó el jefe del Estado francés.