Miembros de la junta asesora que el papa Francisco instituyó para investigar los abusos sexuales cometidos contra menores por parte de sacerdotes, advirtieron ayer que desarrollarán protocolos “claros y efectivos” para hacer que los obispos y otras autoridades religiosas rindan cuentas si no denuncian supuestos abusos contra menores.
La comisión se reunió por primera vez el pasado 1 de mayo en la Casa de Santa Marta, residencia del Vaticano donde también vive el papa Francisco, donde emitió un comunicado en el que declaró su “profunda solidaridad a todos los que han sido víctimas de abusos sexuales cuando eran niños o adultos vulnerables”.