Un reporte oficial que ubicó presencia de cárteles mexicanos de las drogas en más de mil ciudades de Estados Unidos presentó cifras infladas y basó sus conclusiones en una cuestionable metodología, informó hoy el diario The Washington Post.
Los números del informe, preparado por el desaparecido Centro Nacional de Inteligencia sobre Drogas (NDIC, por sus siglas en inglés), son en el mejor de los casos "engañosos", según el Post.
El diario entrevistó a jefes policíacos y expertos, condujo un análisis de las cifras y dio cuenta de varios casos en que la reportada presencia de los cárteles mexicanos era desconocida aún a las policías de esas comunidades.
"Eso es nuevo para mí", dijo el jefe de la policía en Middleton, Nueva Hampshire, Randy Sobel, mientras que David Lancester, jefe de la policía en Corinth, Missisipi, declaró que no tenía conocimiento de ello.
El Post indicó que los números fueron inflados porque se basaron en gran medida en los reportes hechos por las mismas agencias y no en casos documentados que involucraran a cárteles u organizaciones de las drogas.
Aludió de igual modo a la definición usada por los autores del reporte para determinar la presencia de estas organizaciones, según la cual cualquier persona de origen mexicano detenida por vender drogas podría ser considerada una de éstas.
"La metodología fue deficiente desde el principio", dijo un funcionario del Departamento de Justicia citado por el Post.
La publicación mencionó que lo significativo de este reporte se debe a que ha sido citado con frecuencia por legisladores como base para hacer declaraciones que en ocasiones no reflejan la realidad.
"Estos números son míticos y continúan siendo reforzados en la cámara de ecos" dijo Peter Reuter, investigador y co-fundador del centro de investigaciones Rand.
Aún la Agencia federal Antidrogas (DEA) se distanció del reporte.
"Esos no son números de la DEA. No queremos ser asociados con esta cifra", declaró al Post un funcionario de la corporación que mantuvo el anonimato.
Analistas en el tema dijeron al diario que la diseminación de cifras como estas cae en el viejo patrón de la "guerra contra las drogas" de promover estadísticas cuestionables en un intento por cuantificar el problema y justificar presupuestos.