Con la puesta en marcha de la Reforma Energética, el sector privado en petróleo y gas tendrá más participación e incidencia, por lo que las empresas nacionales no bajarán los precios del petróleo y podría presentarse un encarecimiento del combustible agrícola y de materias primas para fertilizantes, lo que repercutirá en un aumento en el precio de los alimentos, advirtió el Director de la División de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad Autónoma de Chapingo, Abel Pérez Zamorano.
Este escenario se contrapone con el discurso que rodeó el debate y la aprobación de dicha reforma en el sentido de que habría combustibles y fertilizantes más baratos, señaló el académico.
Ahondó en la importancia de replantear la industria agrícola para convertirla en un sector que detone la productividad y competitividad; entre los distintos elementos que enumeró, está la necesidad de otorgar una mayor calidad a la educación rural y al mismo tiempo, impulsar la investigación científica y tecnológica en este sector, finalmente, acompañado de una reorientación del gasto público que tenga como objetivo el abatimiento de la pobreza.
“La educación es un factor de productividad decisivo (…) es necesario elevar la calidad de la educación rural, que, como todos sabemos, en México está mucho más rezagada que la educación en el medio urbano (…) Según estudios, si se elevan los niveles educativos, esto repercute sobre los niveles de productividad”, respondió al ser cuestionado sobre el panorama general del campo en México.
Para Pérez Zamorano, el campo mexicano adolece de una grave insuficiencia estructural y parece estar fragmentado, lo que ha traído como consecuencia que el sector sea menos productivo y con costos de producción elevados, por lo que el camino más sencillo es el de la importación, panorama que se traduce en un México dependiente de sus socios comerciales.
Aunado a esto, las políticas agrícolas no están enfocadas a favorecer a los productores, lo que los volvería más competitivos, “lo importante es detonar la productividad”, comentó durante su intervención en la presentación del informe Perspectivas Agrícolas 2014-2023, realizado en conjunto por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), en el que Chapingo colaboró como traductor al idioma español.
Otros puntos que desde su perspectiva serán positivos en el campo mexicano están el poner atención a la vocación de la tierra, esto es, conocer y utilizar de forma adecuada los territorios para así obtener mejores rendimientos, “una de las fallas en el enfoque de la agricultura mexicana, es que se piensa que podemos cubrir de maíz todo el territorio mexicano, el territorio del país es 80 por ciento montañoso, de topografía irregular”, explicó.
También abordó el tema de los apoyos económicos. Para Pérez Zamorano, el gobierno sólo se ha enfocado en el monto, cuando debe existir una planeación para determinar a dónde serán dirigidos y los objetivos que tienen que cubrir, ya que por la pobreza en que viven más del 80 por ciento de los productores que tienen menos de cinco hectáreas, estos subsidios los utilizan para autoconsumo y no a la producción.
“La pobreza es un factor de freno y repercute en bajos niveles educativos y en la disposición de los productores en su apertura a las nuevas tecnologías. Parte de la solución al problema agrícola está fuera del tema. Es necesario una reorientación del gasto público que tenga como objetivo el abatimiento de la pobreza”.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/07-11-2014/1162160. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley y que NO puede publicarse sin autorización expresa y por escrito.
Si cita este texto (es decir: toma algún párrafo), diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido.SINEMBARGO.MX