La Casa Blanca criticó hoy el supuesto obstruccionismo de los republicanos en el Congreso a un mayor control sobre la venta de armas, e instó a los legisladores a que "escuchen la voz" de sus electores para frenar la violencia derivada de las armas.
Durante su rueda de prensa habitual, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, aseguró que, al oponerse a un mayor control de las armas en abril pasado, los republicanos sólo están respondiendo a los intereses de un pequeño grupo de presión.
"Cuando votas en contra del 80 % o 90 % del pueblo estadounidense, cuando votas en contra de la mayoría de tus electores, en respuesta o por órdenes de un pequeño grupo de interés, le estás sirviendo a ese grupo, no a los electores", se quejó Carney, en alusión a las presiones de la influyente Asociación Nacional del Rifle.
Aunque algunos demócratas votaron en contra de una medida que exigía una extensa revisión de antecedentes para los compradores de armas, Carney aseguró que la mayor oposición vino de los republicanos.
Carney rechazó la sugerencia de que Obama se haya resignado a la "nueva normalidad" de la violencia generada por las armas y seguirá presionando, incluso a través de sus poderes ejecutivos, para reducir ese tipo de violencia.
"Continuaremos instando al Congreso a que escuche las voces de sus electores y aprueben la correspondiente legislación" para el control de las armas, subrayó el portavoz.
Asimismo, destacó las medidas administrativas que ha tomado Obama para reducir la violencia generada por las armas, un asunto que nuevamente cobró fuerza a raíz del tiroteo del lunes en el interior de una instalación de la Marina en Washington.
El ataque, que dejó 13 muertos, incluyendo al atacante, es el cuarto tiroteo más mortífero en la historia reciente del país.
El debate sobre el control de armas siempre ha cobrado protagonismo tras cada episodio de violencia indiscriminada: en una escuela primaria en Newton (Connecticut) en diciembre pasado; en un supermercado en Tucson (Arizona) en enero de 2011; en una sala de cine en Aurora (Colorado) en julio de 2012, o una base militar en Fort Hood (Texas), en 2009.
Las declaraciones de Carney se produjeron en víspera de una jornada de presión ante el Congreso que tienen previsto realizar activistas de Newtown que piden un mayor control de las armas.
Nueve meses después de la tragedia en la escuela primaria de Sandy Hook, en Newtown, que dejó 20 niños y seis adultos muertos, los activistas y varios familiares de esas y otras víctimas de la violencia visitarán el Congreso en busca de ayuda.
El ataque de ayer en el complejo de la Marina ha dado un nuevo sentido de urgencia al asunto, según dijo a la cadena ABC Darren Wagner, padre de dos niños que sobrevivieron a la masacre en Newtown.
"Me da rabia como padre, como agente de policía, como socorrista", dijo Wagner.
En total, más de 90 activistas de la Alianza para la Acción de Newtown, recorrerán desde mañana y a lo largo de esta semana los pasillos del Congreso para presionar por una ley que amplíe la revisión de antecedentes penales y médicos para los compradores de armas.
Mientras, el grupo Alcaldes contra las Armas Ilegales ha programado una movilización para el próximo jueves para retomar la campaña de presión a favor de la medida que fracasó en el Congreso en abril pasado.