El papa Francisco condenó el "vil e insensato crimen" en la ciudad paquistaní de Lahore y pidió orar para que "se detengan las manos de los violentos que siembran terror y muerte, y en el mundo pueda reinar el amor, la justicia y la reconciliación", tras el rezo del Regina Coeli.
Asomado a la ventana del palacio apostólico ante una Plaza de San Pedro rodeada de fuertes medidas de seguridad, Francisco recordó el "abominable atentado que ensangrentó la Pascua" ayer y que causó más de 70 muertos, sobre todo mujeres y niños, la mayoría de ellos "familias de la minoría cristiana concentradas en un parque para celebrar la Semana Santa".
"Deseo manifestar mi cercanía a todos aquellos que han sido golpeados por este vil e insensato crimen e invito a rezar al Señor por las numerosas víctimas y sus seres queridos", dijo.
Después realizó un llamamiento para que las autoridades civiles y todos los miembros de la sociedad paquistaní "realicen el esfuerzo para dar seguridad y serenidad a la población y, sobre todo, a las minorías religiosas más vulnerables".
"Reitero de nuevo que la violencia y el odio homicida conducen sólo al dolor y a la destrucción. El respeto y la fraternidad son la única vía para alcanzar la paz", agregó.
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, tras conocer el atentado informó del inmenso dolor del pontífice y señaló que las minorías cristianas han vuelto a ser golpeadas por esta "violencia fanática".
El rezo del Regina Coeli en San Pedro se celebró como el resto de ceremonias de esta Semana Santa bajo fuertes medidas de seguridad y en esta ocasión los fieles fueron controlados por agentes de Policía y Carabineros italianos.