"No ha sido su mejor noche”. Así sentenció Rudolf Giuliani, ex alcalde de Nueva York y peso pesado del Partido Republicano, de su “discípulo” Donald Trump, aunque, a modo de consuelo, escribió en el mismo tuit: “Pero quedan otros dos debates”.
A seis semanas de las elecciones en Estados Unidos, el primer debate entre los dos candidatos a la Casa Blanca lo ganó la candidata demócrata, Hillary Clinton, que logró esquivar primero los golpes de un candidato republicano que entró muy agresivo, de nuevo con una de sus obsesiones de campaña: México, país al que nombró al menos cinco veces en los dos primeros minutos, aunque no para hablar del muro en la frontera, sino para denunciar a las empresas —“como Ford” — que están “robando” puestos de trabajo en Estados Unidos y los están creando en México.
“Tenemos que impedir que las empresas dejen [Estados Unidos]”, afirmó Trump, quien reiteró su propuesta de gravar con impuestos a las compañías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países, entre las que citó a China y México, y luego pretendan vender sus productos en territorio estadunidense.
Fue una hora y media de ataques directos sin contemplaciones en economía, cuestiones raciales, política comercial y exterior. Pese a la enorme expectación creada y la visión radicalmente distinta que tienen Clinton y Trump sobre cómo debe ser gobernado Estados Unidos, el público respetó la orden de abuchear o aplaudir cada intervención de su candidato favorito.
Poco después de acabar el debate, dos sondeos telefónicos declaraban ganadora a Clinton: CNN, 62 por ciento para la demócrata y 27 para el republicano. Time, por su parte, 55 a 45.
Hillary al ataque. Tras escuchar impávida los ataques del magnate, que echó en cara a la ex secretaria de Estado “sus más de 30 años en cargos públicos” y sus escasos éxitos, Clinton recordó que “la peor crisis desde la Gran Depresión” se debió a un sistema impositivo como el que quiere promover el magnate, centrado en recortar los impuestos a los más ricos.
“Donald fue uno de los que se aprovechó de la crisis inmobiliaria”, dijo Clinton, y aun así, dijo, “se fue hasta seis veces a la bancarrota”.
TLC desastroso. Trump trató de esquivar el golpe a su discutida carrera empresarial atacando la gestión de su marido Bill Clinton cuando era presidente, de quien dijo que el acuerdo de libre comercio que firmó en la década de los 90 con Canadá y México, fue el “más desastroso de la historia” y fue responsable de la fuga “de miles” de puestos de trabajo de EU.
En el ámbito económico, el republicano insistió en sus advertencias sobre el peligro que están generando los bajos tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal (Fed) desde el estallido de la crisis en 2008 para estimular la economía. “Tenemos un burbuja financiera grande, gorda y fea”, subrayó Trump.
A mitad del cara a cara, la conversación derivó hacia las tensiones raciales y abusos policiales que han provocado disturbios en numerosas ciudades del país, como Charlotte, Baltimore o Ferguson.
Trump aseguró que las comunidades negras urbanas “han sido abandonadas por los políticos demócratas que sólo hablan pero no hacen nada”.
“Hay dos palabras que Clinton no quiere usar, que son ley y orden”, remarcó el republicano.
La aspirante demócrata, por su parte, insistió en la necesidad de aumentar el control sobre la venta de armas militares y de asalto, algo a lo que se opone su rival, y reconoció un “racismo extendido en nuestro sistema criminal judicial”.
Afirmó, asimismo, que Trump está a favor de la llamada estrategia de “detener y cachear” a las personas aplicada en Nueva York, que los defensores de derechos civiles han criticado porque abre la puerta a la discriminación racial y que un juez federal ha considerado “inconstitucional”.
El nacimiento de Obama. Uno de los momentos más favorables a la demócrata fue al recordar la polémica acerca de las dudas mantenidas sin fundamento durante años por parte de Trump sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no poder asumir la Presidencia.
Finalmente, el magnate neoyorquino reconoció, cada vez con un tono más bajo, que Obama había nacido en Hawai, aunque se arrogó el “crédito” de haber logrado que hiciera pública su partida de nacimiento.
“Simplemente escuchen lo que dice Trump”, replicó con sarcasmo Clinton, provocando uno de los escasos momentos en que el público estalló en risas. Luego vino el golpe de Clinton:
“Trump lanzó su carrera política en la mentira racista de que el primer Presidente negro de EU no nació en el país. E insistió un año tras otro”, afirmó Clinton.
Y luego lanzó una acusación que recordó la prensa hace unas semanas: la de racismo que acabó en manos de un juez en los años 70.“Donald comenzó su carrera en 1973 siendo acusado por el Departamento de Justicia por discriminación racial porque no quería alquilarle pisos a afroamericanos. Donald tiene un largo historial de comportamiento racista”, acusó Clinton.
Misógino. Clinton remató el tenso debate con un golpe bajo a Trump y un guiño al voto femenino, cuando recordó que en un concurso de belleza en los 90 llamó a la concursante venezolana Alicia Machado “Miss Piggy” (cerdita) y “Miss Housekeeping”. “Esa mujer, Alicia Machado, se ha convertido en ciudadana estadunidense y puede apostar que va a votar en noviembre”, reta Clinton, en un último guiño a dos votos que necesita: el hispano y el femenino.
Y, por último, recordó que su rival “es el hombre que ha llamado a las mujeres cerdos y perros, que ha dicho que los embarazos son una inconveniencia para los empleadores y que las mujeres no merecen el mismo salario que los hombres”.