Ante el riesgo de que la droga denominada krokodil ya haya llegado a México y se extienda su consumo en el país, el secretario de la comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, Fernando Belaunzarán Méndez, exhortó a las autoridades correspondientes a emprender campañas informativas y educativas para alertar a la ciudadanía en general, en particular a jóvenes, sobre los efectos destructivos del mencionado estupefaciente la que, a diferencia de la mariguana, de ninguna manera debería, ni pensarse, en regular.

El legislador perredista consideró sumamente importante informar a la población en general sobre los efectos sumamente perjudiciales de esta droga que, literalmente, carcome desde dentro del organismo a sus consumidores, llevándolos a amputaciones y muertes prematuras en brevísimo tiempo.

A la krokodil –agregó—hay que combatirla, pero al mismo tiempo debe reconsiderarse la política del Estado mexicano hacia las drogas.

De hecho, consideró que  la regulación de la mariguana contribuiría a sacarla del mercado negro y a evitar el contacto de los jóvenes con sustancias tan dañinas como el krokodil.

 Argumentó que el problema de la tendencia prohibicionista hacia la generalidad de drogas es que posibilita su mezcla en el mercado negro, de modo que los consumidores se topan en ese mismo mercado negro con las redes de distribuidores de unas y otras sustancias.

Insistió en que, en el actual marco jurídico, la mariguana es la droga ilegal más consumida. Cuando los consumidores van a conseguirla al mercado negro, que nadie controla, se encuentra también a los distribuidores de sustancias como krokodil, que además cuenta con el incentivo de ser más barata

El perredista insistió en que la regulación de sustancias como la mariguana sólo es una parte de la política general de prevención que debería instrumentar el Estado mexicano hacia la población en general, específicamente hacia los jóvenes.

Dicha política de prevención —agregó––debería incluir información, educación, deporte, empleo, y desarrollo económico y social en el más amplio sentido de la palabra, pues si los jóvenes tienen incentivos hacia la evasión a través de las drogas es porque carecen de incentivos hacia la vida diaria.

 Por lo mismo recurren al alcohol, la droga cuyo consumo es el más extendido en nuestro país y que es la “puerta de entrada” a otras sustancias estimulantes, narcotizantes, calmantes o alucinógenas.

En lugar de ello, el Estado debe procurarles educación, información, desarrollo profesional, capacitación y empleo, destacó.