El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto nombró a Jaime Martínez Veloz como comisionado para el Diálogo con los Pueblos Indígenas de México, como primer paso para dar solución a ese conflicto en Chiapas, pero hasta el momento no se han presentado resultados tangibles.
A un año de ese nombramiento no se ha logrado reactivar el diálogo con el EZLN y no son pocos los que atribuyen esa situación al desinterés gubernamental pero sobre todo a una estrategia de contrainsurgencia y aislamiento para derrotar políticamente a ese grupo.
“Hay una estrategia de contra insurgencia que está aplicada, no con violencia de combate pero si con la estrategia de lo que es una contrainsurgencia pasiva, esto es programas asistenciales, vigilancia aérea y terrestre, permanente, localización de las redes del EZLN, trabajos de inteligencia sistemático y permanente, pago de grupos paramilitares, programas que atentan contra la territorialidad del EZLN todo eso se llama contrainsurgencia”, explica Gilberto López y Rivas.
La situación no es mejor con la COCOPA, considerada la otra “pinza” para dar solución al “conflicto” en Chiapas pues tampoco ha tenido ningún contacto con el EZLN e incluso además de su inoperancia, se le cuestiona los miembros que la integran, que para personajes como López y Rivas habla justamente del desdén que tiene el Gobierno Federal para reactivar el diálogo con ese grupo armado.
“La Cocopa tuvo razón de ser mientras el diálogo existía y actualmente sigue ahí porque se supone que hay una ley que establece el diálogo y la negociación, pero estos están rotos e incumplidos los primeros acuerdos, entonces digamos que no tiene una existencia funcional (…) es un membrete mientras no haya la voluntad política del gobierno de realmente cumplir con los acuerdos”, considera López y Rivas.
Además se cuestiona que la actual Cocopa la integran senadores que carecen de experiencia en temas indígenas o bien son hijos de ex gobernadores chiapanecos, que se confrontaron con el EZLN e incluso fueron motejados de manera sarcástica por Marco como fue el caso de Roberto Albores Guillén a quien el líder zapatista apodara “el Croquetas”.
Roberto Albores Gleason, hijo del Albores Guillén y Zoé Robledo Aburto, hijo del también ex Gobernador de esa entidad Eduardo Robledo Rincón, quien duró menos de 70 días en la gubernatura derivado de que el EZLN se negó a reconocerlo como mandatario de esa entidad, son dos de los cinco integrantes de la actual Cocopa, de la que se cuestiona su existencia.
Luisa María Calderón Hinojosa, hermana del ex presidente Felipe Calderón; la ex velocista, Ana Guevara, y Luis Armando Melgar Bravo, son los otros tres integrantes de esa instancia que poco o nada conocen de temas indígenas.
“Es un mensaje político que hasta en esos detalles se confirma la falta de voluntad política de un gobierno para el cumplimiento de los acuerdos y la existencia de una estrategia de contrainsurgencia sistemática y permanente”, acusa López y Rivas.