Ciudadanos de Yucatán exigen al prista Rolando Zapata Bello, Gobernador de la entidad, a través de una petición en la plataforma Change.org poner un alto a las actividades violentas contra animales como las Corridas de Toros, Torneos de Lazo y al evento conocido como Kots Kaal Pato.
La semana anterior, SinEmbargo dio a conocer la investigación de Tomás Martín, documentada también con las fotos de Hugo Borges, realizada para VICE, sobre la realización del Kots Kaal Pato, un ritual de sangre con sacrificios de animales dentro el poblado de Citilcum, que pertenece a la comisaría de Izamal, Yucatán.
“Lanzamos esta convocatoria para recabar firmas, no es la primera petición que hacemos precisamente por lo mismo y para evidenciar lo que es el maltrato animal justificado en tradición, cultura o como sea, pero al fin de cuentas maltrato. Como tenemos leyes que protegen a los animales, queremos que las autoridades las hagan cumplir”, dijo en entrevista con SinEmbargo, Ernesto Maurin, director del Movimiento Animalista Ciudadano.
El ritual consiste en que un grupo de personas cuelga piñatas que no contienen dulces o frutas, como es la costumbre, sino que hay animales vivos adentro como iguanas y zarigüeyas, conocidas también como tlacuaches.
Como cualquier piñata, éstas son golpeadas con los animales dentro. No hay forma de evitar la muerte, ya que el animal que logre escapar de los palazos, no dura mucho tiempo sin ser lanzado de un lado a otro de la multitud hasta que queda inerte en el suelo o es aplastado a pisotones.
Cuando termina el festejo de las piñatas y las zarigüeyas han muerto, hacen su aparición los patos, animal que da origen al nombre de esta celebración.
El ave es amarrada por las patas a una estructura hecha de madera y quienes son considerados concursantes, tienen brincar para tomar el pato por la cabeza.
Una vez que logran agarrarle la cabeza, el “afortunado” debe de arrancarla con sus manos, ya que quien lo logre se llevará el cuerpo del pato a su casa.
El pato muere en el momento en que se le rompe el pescuezo, pero pueden pasar más de tres minutos antes de que la cabeza del pato se desprenda del cuerpo. Durante ese lapso cae una auténtica lluvia de sangre que baña tanto al que jala de la cabeza, como a los que observan el sacrificio.
La gente reunida observa. Familias enteras aplauden y ríen. Es un momento que les da una identidad comunitaria, pero nadie, absolutamente nadie, sabe explicar el por qué de la celebración y ni siquiera los más ancianos conocen sus orígenes y razones.