Dos semanas después de las elecciones del 7 de junio, nos encontramos en la etapa de análisis de los resultados y lo que significan en el proceso de generación de nuevos equilibrios políticos para la segunda parte del sexenio de Enrique Peña Nieto. También se hace la reflexión sobre la presencia en la escena política de los candidatos “independientes”, con particular énfasis en el caso de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, quien ganó la gubernatura del estado de Nuevo León.
El camino seguido por el gobernador electo para llegar al poder es el que llama la atención, por contravenir el sistema de partidos vigente en México y con él su alto costo, subsidiado con recursos públicos y justificado por los partidos y el Estado con el argumento de que es una medida para evitar que dinero de origen dudoso financie a partidos y candidatos. El resultado logrado por los candidatos independientes, aunque hayan sido pocos, reveló que el argumento es falso y el alto gasto en las campañas no es necesario para acercarse a los electores y lograr su apoyo.
En el caso específico de Jaime Rodríguez Calderón se comentó en diferentes ocasiones que atrás de su campaña estaba el apoyo financiero y estratégico de importantes empresarios de Nuevo León que, fastidiados por los resultados dados por los gobiernos del PRI y del PAN y las políticas federales de los pasados cuatro sexenios, decidieron aprovechar la oportunidad que la ley abrió, al admitir el registro de candidatos independientes, apoyando a “El Bronco”.