Indira Mata A- Firma
Mexicali carece de una industria propia porque la mayoría de las empresas pertenecen al sector de maquinadoras, firmas nacionales o bien extranjeras, como es el caso de Kenworth Mexicana que fue comprada hace años por un corporativo internacional al empresario cachanilla Gustavo Vildósola.
Esto no es ningún secreto y en ese sentido coincidieron recientemente durante un foro los ingenieros Mario García Franco y Aurelio Flores Peña. Ellos encabezan dos industrias netamente mexicalenses denominadas Fábrica de Papel San Francisco y Cemenquín.
En verdad que es lamentable porque esta realidad simboliza principalmente que Mexicali no es un municipio con vocación industrial, tampoco con arraigo y cultura empresarial que fomente e impulse el crecimiento constante que sí se registra en otras latitudes, incluso en nuestro propio país.
En contraparte, lo que sí ha generado la presencia de una industria extranjera con sucursales locales es el empleo de mano de obra calificada, pero en particular de gerentes y directivos que fungen como intermediarios de las empresas matrices ubicadas en diferentes ciudades del mundo.
Es decir, al igual que la mano de obra barata pero cada vez más especializada que requiere la industria extranjera, maquiladora y también local, también ha logrado desarrollar personal especializado para puestos directivos que asuman el control de la productividad, los costos y manejo de los recursos humanos.
Precisamente la protesta de trabajadores de Kenworth Mexicana por el ínfimo pago en el reparto de utilidades, mínimos incrementos salariales y despidos injustificados a los inconformes ha sacado a relucir que más allá de una la crisis financiera de la empresa, hay decisiones directivas erróneas que están afectando a los trabajadores de esa empresa, gerenteada desde hace algunos años por el de nombre Renato Villalpando.
Está claro que la adhesión de Kenworth al corporativo Paccar International sólo resultó favorable a la compañía y no a sus trabajadores, quienes con mejores salarios respecto a la industria local portaban la camiseta con orgullo, lealtad y alto sentido de pertenencia.
Pero con la internacionalización o más bien dicho globalización mundial la política cambio y Kenworth no es la excepción porque su única visión, misión y objetivos están encaminados a bajar, bajar y bajar costos de producción, insumos, salarios y prestaciones con tal de rendir buenas cuentas a los corporativos foráneos. Por eso desde hace años Kenworth dejó de ser un orgullo para la industria mexicana y claro que para el sector empresarial de Mexicali también.
La señal que envía hoy la crisis laboral en Kenworth para la industria en general y la opinión pública es que hace falta rescatar y fomentar más a la industria nacional, porque aún y siendo dirigidas por mexicanos "altamente capacitados" con dobles maestrías y doctorados los buenos resultados en los últimos años han sido evidentemente cada vez menos.