TIJUANA.- El padre Raymundo Figueroa Pérez, popularmente conocido en Playas de Rosarito como “El Padre Rebelde”, se encuentra preso por tratar de internar de manera ilegal a una persona a los Estados Unidos.
Un documento de la Corte Federal de San Diego, California, detalla que lo detuvieron el 22 de noviembre del año pasado.
Cruzó por la garita de San Ysidro, a bordo de su pick up Toyota, Tacoma. Una vez en territorio extranjero, un perro policía empezó a ladrar, situación que observó el inmigrante.
Al llegar a la caseta, el agente de Aduanas y Protección Fronteriza preguntó al padre Raymundo si tenía algo qué declarar. Respondió de manera negativa.
Lo envió a inspección secundaria, en donde otro oficial le preguntó lo mismo y contestó también que no.
Lo bajaron de su vehículo y empezó la minuciosa revisión a su vehículo, en donde descubrieron que el asiento trasero al parecer no era el original.
Al moverlo, descubrieron un doble fondo, en donde estaba escondido un hombre, quien declaró a los agentes de Aduana y Protección Fronteriza que contactó a dos personas para cruzar de manera ilegal a la unión americana.
Acordó el pago de 8 mil dólares. Ellos le indicaron sería el padre Raymundo Figueroa el encargado de llevarlo de manera ilegal. Por eso lo conoció y se escondió en su vehículo.
El 25 de noviembre de ese año, el “Padre Rebelde” compareció ante la Corte, en donde se le acusó de violar las leyes de inmigración del vecino país.
Quienes se encargan de la parroquía a cargo de Figueroa Rodríguez, contaron a los feligreses que el padre no acudía por estar internado de una grave enfermedad en un hospital de la ciudad de Los Ángeles, California.
En el año 2012, la Arquidiócesis de Tijuana expulsó al padre e incluso entablaron un juicio en su contra por el despojo de la iglesia católica de Playas de Rosarito, en donde oficiaba misa.
En el año 2013, lo aprehendieron y durante 11 horas estuvo en la prisión de La Mesa, hasta que pagó una fianza y recobró su libertad.
Luego inició la construcción de una nueva parroquia, cuyos sacramentos no reconoce la iglesia católica.
A Raymundo Figueroa empezaron a llamarle “Padre Rebelde” porque al darse la alerta de Influenza AH1N1 en el año 2009, el Gobierno Federal pidió no realizar concentraciones masivas como las misas, pero el entonces párroco ignoró la petición y lo cambiaron de parroquia, situación que no aceptó.