En este espacio se comento que Fernando Castro Trenti merecía ganar la gubernatura de Baja California, esto en virtud de que durante más de dos décadas trabajo incansablemente en adecuar las piezas necesarias para en la fecha requerida alcanzar el triunfo a través de las urnas.
El licenciado en leyes que curso su carrera en tiempo récord en la Escuela Libre de Derecho, pero que se titulo en la UNAM, forjo desde muy joven una ruta mediante la cual fue obteniendo posiciones que lo llevaban de liderazgos a cargos públicos, de la legislatura del Estado al Senado de la República y luego a la Cámara de Diputados.
En su trayecto por estos lugares, Fernando asistió a muchos personajes de la política en Baja California, a algunos los convirtió en regidores, a otros en diputados y otros más ocuparon por recomendación del amigo, puestos de relevancia en diversas dependencias de los tres niveles de gobierno.
Todo indicaba que la estela de victorias seguiría de su lado en la búsqueda por convertirse en el político más poderoso de Baja California durante seis años continuos, pero al final del intento la consecuencia fue contraria a lo que minuciosamente había planeado.
Hoy todo indica que tendrá que mudar de aires y que en su ocupación inicia un espacio tal vez como diplomático.
Ha sido líder estatal de su partido, secretario de gobierno en Tijuana, funcionario federal en diversas dependencias y como legislador ha logrado los suficientes conocimientos como para garantizar que podía ejercer un adecuado trabajo como gobernador del Estado.
Con plena seguridad de que al frente de la posición que se le confíe por parte del presidente Enrique Peña Nieto, hará un trabajo decoroso, eso que ni qué, pero también hay que considerar que antes de lo que se imaginen los bajacalifornianos amigos y los que no lo son, Fernando dará una sorpresa.
Lo que puede traducirse que a unos y a otros, sin que lo esperen o no, se les aparecerá “El Diablo”.