Por: Gerardo Fragoso M.
La misma piedra
En el Partido Acción Nacional el nerviosismo viene cundiendo. El pregonado "8-0" que se esperaba obtener con holgura para la noche del 7 de junio de 2015, se ha ido volviendo ralo. Del ocho ya nada se habla y del cero menos.
Prueba fehaciente de lo anterior resulta el hecho de que el presidente del Comité Directivo Estatal blanquiazul, José Luis Ovando Patrón, ha declinado precisar cifras de la tan llevada y traída ventaja que, dice, tiene su partido en Baja California. Aceptar que el ocho ya no es ocho, y el cero ya no es cero, resultaría mortal para las aspiraciones panistas.
Y es que resulta que una de las apuestas celestes era que el priismo se dividiría no en dos, no en tres, sino en muchos pedacitos, que tornaría en incontables y endebles ínsulas, para estas alturas.
Pero el pequeño detalle es que ya estamos a mediados de octubre, con las hojas de los árboles tornándose sepia y cayendo, y el PRI nada más no se divide.
Por el contrario, ¡se ha venido uniendo más en últimas fechas!
A la conjunción de una sola planilla para la renovación del Consejo Político Estatal de los escarlatas, hay que sumarle la operación cicatriz efectuada por Javier Cital Camacho en la CNC, que lo llevó, el lunes pasado, a tomarse una foto hermanado con Luis Antonio Rodríguez Díaz, quien luego de haber encabezado la toma de instalaciones de la organización en mayo, ahora se convertirá en flamante secretario General de la misma.
Ante ello, los rivales tricolores han optado por enviar a un puñado de supuestos asesores, para zumbarle en el oído a ciertos personajes, aconsejándoles, erróneamente, que vayan a contrapelo, que revuelvan el río y, así, obtengan ganancias propias de malos pescadores.
Lo anterior, obviamente, con la intención de sembrar intrigas, generando conflictos y divisiones donde no hay.
En ese sentido, han usado como su caballito de batalla la famosa teoría de los grupos al interior del tricolor, que se pelean entre ellos y al interior de cada uno, como si tuvieran una suerte de ADN pendenciero y autodestructivo que solo podría favorecer a los contrincantes del priismo.
Una de estas líneas implica una doble jugada: La primera consiste en desacreditar al coordinador parlamentario del PRI en la 21 legislatura del Congreso del Estado, René Adrián Mendívil Acosta, colocándole un traje de apóstata que resulta falaz, porque el ex líder estatal del tricolor sigue siendo priista, así que, hasta hoy, no ha pecado de infiel.
La segunda implica azuzar al embajador de México en Argentina, Fernando Jorge Castro Trenti, de que retorne a Baja California para ser el candidato del PRI a la presidencia municipal de Tijuana, en las elecciones del 5 de junio de 2016.
El resultado que buscan dichos personeros es, por supuesto, que exista un choque de trenes y una derrota segura.
Naturalmente, dichos 'asesores' no soslayan el hecho de que, justamente en Tijuana, Castro cayó por una diferencia de 24 mil 712 sufragios en las elecciones para gobernador del 7 de julio de 2013, por lo cual sería carne de cañón estando en la boleta electoral dentro de dos veranos.
Casi seguramente, Castro podría llegar a la presidencia municipal en cualquiera de los cuatro restantes municipios de Baja California, por sapiencia, experiencia y astucia; pero Tijuana es el Waterloo del ahora diplomático que, si aprendió del tropiezo sufrido hace 15 meses, no abandonará la encomienda que le dio el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, para topar con la misma piedra.