Jaime Flores Martínez

Ali

Resignado a que le corten la cabeza en los próximos días, el administrador de la  Aduana de Tijuana José Julián Dip Leos decidió abrirle la puerta al contrabando. Tanta ratería se registra en las últimas semanas que algunas víctimas aceptan que solo faltaría verse encañonados.

Y es que desde mediados de diciembre fue destituido el administrador general de Aduanas Alejandro Chacón al descubrírsele anomalías en la operación de los sistemas electrónicos habilitados en las fronteras mexicanas.

El titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT) Aristóteles Núñez descubrió favoritismos y le anunció que quedaría fuera a mediados de enero. Con aparente indignación y un arranque de dignidad, Alejandro Chacón palmeó el escritorio y abandonó su cargo. ¡Si mañana me correrán prefiero irme hoy!

Como debe suponerse Alejandro Chacón  apadrinaba al todavía administrador de la Aduana de Tijuana José Julián Dip Leos, quien – con la salida de Chacón ? se sintió tambaleante. Ahí pudo decidir convertirse en Alí Baba y habilitar su ejército de ladrones.

Mientras que por la Garita de Otay los camiones repletos de mercancía bruta hacen fila para ingresar a México, por la Garita del Chaparral los empleados se afilan las uñas y perfeccionan su visión de Rayos X para fastidiarle la vida al contribuyente.

Justo al iniciar la temporada navideña, los controles electrónicos de entrada al país dejaron de funcionar. Los semáforos y las plumas lucieron inamovibles, aunque el personal ordenaba revisiones a los conductores que observan como víctimas por la posesión de cualquier mercancía.

Algún producto de cualquier valor es suficiente para iniciar un intento de extorsión. Hasta este momento son muchos los ciudadanos que denuncian ser víctimas de la extorsión en la zona conocida como el chaparral.

El sistema electrónico continúa suspendido, pues hasta el momento Aristóteles Núñez no ha designado al sucesor de Alejandro Chacón.

De regreso al tema, el señor Julián Dip Leos se cambió la careta y comenzó a permitir la entrada de camiones cargados con zapatos, ropa, whisky o cigarrillos. Un traficante de mercancía confía a Cicuta que son 8 mil dólares los que paga cada vez que ingresa con un camión repleto de fayuca.

Este hombre supone que poco más de la mitad va a parar directamente a los socios del administrador, mientras el resto del dinero se lo reparten los empleados.

También supone que por Otay ingresan diariamente un promedio de 100 vehículos cargados ilegalmente. Ellos le llaman “contrabando bruto”, es decir, mercancía que no cuenta con pedimento de importación.

En caso de que personal (para cubrir la transa) someta a revisión el camión que ingrese, entonces el conductor desciende del vehículo y abre las puertas posteriores de la caja. El acuerdo es que el camión debe dejar un espacio mínimo de 3 metros de las portezuelas. La mercancía es cubierta como un lienzo negro que las cámaras de vídeo registran como un vacío.

Los cinco segundos que dura la revisión bastan para comprobar que el camión ingresó vacío. Esos segundos son suficientes para argumentar la revisión. Recordemos que tampoco los semáforos de importación y exportación funcionan desde hace un mes.

Algunos empleados aduanales estiman que por ese sitio –diariamente— se realizan más de 3 mil movimientos entre importaciones y exportaciones. La cantidad de dinero que ingresa es incuantificable, como lo es ahora el contrabando.

En cuanto trascendió la “apertura” de la Aduana de Tijuana a mercancías ilegales, el Buró Federal de investigaciones (FBI) inició una intensa investigación para comprobar que dentro de la mercancía que ingresa a territorio mexicano no se encuentra armamento.

La posibilidad de que ingresen armas de fuego a territorio nacional, se ha convertido en un asunto de seguridad nacional para Estados Unidos. El gobierno norteamericano apenas puede entender que la cortísima administración de Julián Dip Leos es considerada como la más corrupta de las últimas cuatro administraciones.

Eso podría decir mucho del anterior administrador Alejandro González Guilbot, a quien los empleados consideraban el más voraz de los administradores. Algunos empleados con muchos años de servicio, ubican la administración de Carlos Ramírez Escoto como la más transparente de las gestiones.

Cicuta aclara que desconoce detalles acerca de la administración de este hombre aunque las versiones obtenidas recientemente crucifican al señor Dip Leos quien, al acabársele el padrinazgo con Alejandro Chacón, habría decidido cambiar de bando.

Radio

El periodista Fernando del Monte y el autor de Cicuta son mancuerna en Fórmula Tijuana, que se transmite de lunes a viernes a la una y media de la tarde por la frecuencia 950 de amplitud modulada, Radio Fórmula Tijuana.

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