Por.- Alfredo Calva
Pobre Colosio......
Van a cumplirse 21 años de cuando en la explanada del monumento a la revolución en la capital del país, ante decenas de miles de simpatizantes y militantes tricolores, Luis Donaldo Colosio Murrieta, pronunciara aquel discurso con el cual no solo cimbro, sino que fracturo la monarquía perfecta del sistema político mexicano, cuyo principal elemento fue el PRI.
Colosio con aquellas palabras que se metieron en la piel de todo aquel que las escucho y leyó, fueron la sinopsis de un pueblo abatido, sojuzgado, reprimido, humillado y asesinado, por sus propios gobernantes, en donde las constantes eran corrupción, impunidad e inseguridad, 'Yo veo un México con hambre y sed de justicia', fue la frase inicial de su sentencia, una condena dictaminada en el seno de la monarquía perfecta.
Las palabras de Colosio solo sirvieron para dos cosas, la primera, para que millones de mexicanos certificaran lo que por décadas ya sabían, porque lo Vivian, que el peor enemigo de los marginados y de los que poco tienen, era esa extraña fauna llamada políticos que cada tres y seis años, según fuera el caso, les prometían que los sacarían de la paupérrima vida que llevaban y que pronto se deslizarían por las calles del primer mundo.
Y, para que las estructuras lastimadas del poder político y económico en este país, sentenciara el destino de Colosio, el clero, la iniciativa privada, el crimen organizado y el gobierno oficial, no podían darse el lujo de correr el riesgo de que Colosio llegará a la presidencia de la republica y cumpliera su palabra empeñada aquel seis de marzo del 94.
El final de la historia la conocemos todos, la muerte de Colosio solo a servido a los priistas para usar en su beneficio político su nombre, y que mejor prueba que el organismo denominado 'Fundación Colosio', ente que solo a servido a quienes la encabeza para lograr sus fines. En Baja California no es, ni será la excepción, recién fue nombrado en la dirigencia estatal de Fundación Colosio, un integrante de la perrera de Caliente, Andrés Garza Chávez, quien al no poderlo mantener su jefe un año más en la judicatura, donde por cierto llevo un trabajo gris oscuro, ahora lo coloco en esa posición con miras al proceso 2016.
Este sirviente hankista sustituyo en el cargo regalado a otro mediocre, pero este olvidado, Hugo Abel Castro Bojórquez, y no solo en el ámbito estatal se uso el reciclaje tricolor, también en los municipios de la entidad fueron colocados unos, ratificados otros, verdaderos iconos de la estulticia política priista, en Ensenada, Ricardo Martínez, en Mexicali, Gerardo de la Torre, en Tecate, Basilio Montiel, en Tijuana, Ricardo Torres Coto, y por supuesto, la cereza del pastel rosaritense, Laura Torres.
Y lo tétrico del evento no fue la unción de los mencionados, es esa parte la menos ofensiva a la memoria de Colosio, lo que fue vomitivo, es que Andrés Garza en su arenga lisonjera señalara que, el 23 de marzo de 1994 no concluyeron los sueños y anhelos del sonorense porque su espíritu transformador, ese espíritu de lucha y de organización que convocaba a un cambio con rumbo y responsabilidad, esta más vivo que nunca entre los priistas.
Del asco.....
Pobre Colosio, pobre de sus hijos y familiares...
Flaco favor le hacen al usar su nombre.....