POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.
Nos encanta la mala vida, nos encanta que nos chinguen y que después nos den de palmaditas en la espalda, que nos agarren los traseros o que nos mienten la madre, que nos traten con desprecio o que nos falten el aprecio, que nos digan que lo hacen porque son igual a nosotros, y les creamos cuando invitan a las pedas, al desmadre y a las bailadas con música de banda o con música de mariachi, cantando canciones que nos hacen bailar con el brinquito duranguense, con la lambada que nadie comprende y que creen que, entre más cachondeen a las señoras o a las chamacas, más machos son o somos, nos encanta el exhibicionismo y, después, pues hablamos del tema, de la buena fiesta, del buen pachangón. Miles, entre más pendejos vayan mejor es el baile y la fiesta, para eso hay que comprar y consumir miles y miles de cervezas, tacos de barbacoa de res que, aportaron los “ganaderos” de la zona, con la música de los banderos que tienen los mejores corridos de los narcos o de los pendejos que los pagan, en fin, cuando vemos todo esto y sabemos que, en vez de evitarlo, lo propiciamos, cuando vemos que el presidente que “robó poquito” se caga en los dichos y hace la pachanga de varios millones de pesos y, los idiotas muertos de hambre van en manada para que se rían de ellos o de ellas que de buena o mala fe llegan a bailar y casi las desnudan en público, alegrando las porras de los guercos.
SI VEMOS EL DESMADRE Y LAS CANTIDAD DE NOTAS, INCLUYENDO LA NUESTRA, SOBRE EL TEMA, UNOS VIÉNDO EL LADO AMABLE Y PENSANDO EN QUE NADA HAY COMPARADO AL DESMADRE MEXICANO, CUANDO SE TRATA DE FESTEJAR A UN SER ABOMINABLE COMO EL PRESIDENTE MUNICIPAL DE San Blas, en Nayarit, este hombre que se ha enriquecido explotando a los agricultores, violando a las muchachas con las promesas de mejorar su situación para dejarlas panzonas y abandonadas, cuando compra barato para vender caro en su bodega y en su empacadora, puede llegar a juntar hasta treinta mil gentes de la región que llegan con la promesa de la diversión, con la promesa de la borrachera gratuita, con la idea de que estarán junto a una de las bandas más cotizadas en las zonas de jodidos y con la idea de comer gratis, pinches tacos de barbacoa de res, pero gratis, el desmadre es el desmadre, y como casi todo en esas tierras son fracasos y violencias y tragedias y llantos y aburrimientos de las horas y las horas, cuando hay desmadre pues, todos van, se juntan, no importa quién haga la pachanga, pueden ser los miembros de los partidos políticos que les hacen las promesas y los engañan siempre, pueden ser los caciques que les torturan y los atracan y asesinan y chingan sin que nadie pueda protestar, pueden ser los acaparadores que se enriquecen con su esfuerzo, en fin, pueden ser los narcos para mostrar su impunidad, su poder y su riqueza, en fin, no importa quién cite al desmadre, todos llegan o llegamos, no hay de esto todos los días y hay que aprovecharlo.
Lo terrible es que los mexicanos nos emborrachamos y todo perdonamos, las ofensas, las tragedias, el hambre, la explotación, la miseria se nos olvida en la peda, el resentimiento se esconde tras una botella o tras la sonrisa prometedora de la hembra, se nos calman las pasiones y los horrores y terrores cuando los gentes de poder nos llaman por nuestro nombre como recordándonos que nos conocen y que en cualquier desaire nos matan y asesinan con toda la impunidad y con toda la mala sangre que les rodea. Pero todos aguantamos eso y más, para eso parece que somos machos y mexicanos pendejos, que creemos que lo de hoy es lo que cuenta y que el mañana ya no puede ser, porque nos lo arrebataron, ya no hay, ni confianza ni fe, ni esperanza, ni nuevas vidas, ni nuevos tiempos, solo hay desesperanza, dolor, traición, asesinatos, hambre, muerte lenta o rápida, pero al final la muerte es lo único que cuenta.
En esa zonas de tragedia y de hambre, de marginación y de miseria lo único real es la muerte, no importa en la forma que llegue, por enfermedad, por vejez, por asesinatos, por violencia, por desatención, la muerte es lo que se ve todos los días y es por ello que, antes de morir, más vale que tengamos diversión y pedas, más vale que digan que nadie nos quita lo bailado y que más vale morir hinchado que arrugado. Más vale morir como los machos, no como los idiotas idealistas que luchan por cosas que ni ellos mismos entienden. Nadie da la vida, su vida, por la de otros, a menos que seamos cuates y hermanos, que seamos de los mismos machos, no importa que nos sigan jodiendo y explotando los malos… seguimos aguantando. ¿Hasta cuándo? No sé, pero, un día, todo entra en la violencia y el terror…