DE CICLOVÍAS Y RENUNCIAS
Por Rogelio Lavenant Sifuentes
Vestido de traje y corbata, muy elegante, con casco protector anaranjado en su cabeza, el ahora perseguido ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, encabezó la inauguración de la Ciclovía Reforma, el 14 de diciembre de 2010.
Ya pasaron cuatro años y meses, pero en el archivo virtual e impreso hay constancias de la pomposa ceremonia y no menos alegórico pedaleo del contingente liderado por el llamado “Mejor Alcalde del Mundo”.
También inauguró la Cicloestación 90, y ratificó a Ecobici como “el sistema de movilidad NO MOTORIZADA más exitoso del continente americano”, porque es el que va mejor, consigna el cotidiano capitalino “La Crónica” en su nota de primera plana.
Sin duda, esos actos hicieron pensar a los defeños que estaban entrando con todo en la ruta del primer mundo en materia de movilidad humana.
Confiaban en los anuncios hechos en ese tiempo por los titulares de Medio Ambiente, Martha Delgado Peralta, y del secretario de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), Manuel Mondragón y Kalb, les garantizarían absoluta certeza en que mejorarían los niveles de contaminación y no serían víctimas de cafres del volante, que abundan, en su trayecto de casa al mercado, la escuela o sus fuentes de empleo.
Ebrard Casaubón puso a trabajar a su gabinete para hacer de la vía para bicis, las estaciones de resguardo de bicletas y la semaforización sincronizada con la de los cruceros viales, fueran lo mejor para fomentar el uso de este tipo de vehículos de transporte personalizado.
Hasta un manual con mapa de rutas y la reglamentación pertinente, les dieron.
Esta historia que data desde hace casi un lustro, no ha servido de mucho para el diseño y la implementación del sistema de ciclovías en Tijuana.
La primera ruta de su tipo, llamada ciclovía, habilitada en el carril norte de algunos tramos del bulevar Federico Benítez, carece de proyecto ejecutivo, pese a estar incluida la propuesta en el Plan Municipal de Desarrollo elaborado por el Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN) desde la administración municipal de Carlos Bustamante Anchondo, cuando el director era el hoy titular de Desarrollo Urbano de Baja California, Manuel Guevara Morales, con fama de “planeador”. Por eso, dijeron entonces, le fue pedida la renuncia “porque se la pasaba planeando… planeando… y, planeando…”.
Igual pasó con el “proyecto” de las 63 mil luminarias en Tijuana, un caso que todavía ocupa espacios en medios por la polémica y controversial contratación de la empresa “Sola Basic” que sigue bajo investigación empantanada en la Sindicatura Procuradora del XXI Ayuntamiento de Tijuana. Esto, obvio, merece un análisis en otra AGENDA 21.
Volviendo al tema de la ya controvertida y controversial “Ciclovía”, sabido es que así quedó y fue heredado a su sucesor en el cargo, Daniel Rubio de la Vega, quien tuvo que “renunciar” en medio de las críticas enfrentadas por el alcalde, Dr. Jorge E. Astiazarán Orcí, envuelto en la nube de la desinformación.
De entrada, ha tenido que admitir que hubo fallas, detalles imprevistos, situaciones complicadas porque, lo admite, ni siquiera hay una reglamentación para el uso de la primera “ciclovía”, mucho menos la infraestructura apropiada para darles el máximo de seguridad a las y los ciclistas que se atrevan a utilizarla cuando esté terminada.
Vamos, hasta los propios grupos de ciclistas que acostumbran pasear en las tardes-noches por los bulevares de Tijuana, custodiados por patrullas de la Dirección de Policía y Tránsito Municipal, saben lo que tendrán que hacer para poder usar esa inacabada obra tan criticada por la forma absurda en la que la están construyendo.
No les queda claro si es parte del proyecto de la llamada “Ruta Troncal” que daría paso al Sistema Integral del Transporte (SIT), auspiciado por intereses políticos y económicos que tienen su asiento en la capital mexicana, o pueden considerarla como uno de los proyectos del gobierno astiazaronista.
Queda claro que los grupos de ciclistas, dedicados más al deporte y al entrenamiento que a otra cosa, no han sido tomados en cuenta para una consulta pública sobre este tema.
A diferencia de lo que hace cuatro años hizo Ebrard, en Tijuana falta mucha información y más transparencia en el gobierno local, pero prefieren la salida de las “renuncias”, para cubrir las deficiencias en otras instancias de la administración.
Ya habrá tiempo para revisar estas líneas del quehacer gubernamental municipal, a casi la mitad de su período en el umbral de dos procesos electorales, la del 7 de junio próximo y la del año entrante en la que vendrá la renovación de todo el gabinete municipal, incluyendo síndicos, cabildo y alcalde.
Por lo pronto, para quienes estén pensando en usar la tan polémica “ciclovía”, deben prepararse para cumplir con los siguientes requisitos elementales:
1.- Tener bicicleta propia o rentada (ya vienen las empresas interesadas en este negocio, por eso están promoviendo el proyecto).
2.- En cuanto al ciclista, deberá portar siempre su casco protector para la cabeza, con bandas reflejantes en la parte posterior del mismo, chamarra con hombreras acolchonadas, ropa fluorescente en la noche, botiquín portátil y guantes protectores para evitar lastimaduras al rozar con otras u otros ciclistas.
3.- Contar la bicicleta con placas y tarjeta de circulación expedidas por la autoridad de Tránsito; y, el ciclista, portar licencia para manejar bicicletas, expedida por la dirección de Tránsito, previo examen médico, y prueba de manejo que demuestre su habilidad y capacidad motriz; tener vigente una póliza de seguro contra daños a terceros y respetar los señalamientos viales, tanto los que sean instalados a lo largo de la(s) ciclovía(s) como los usados ya para el orden del tránsito vehicular motorizado, incluyendo la semaforización, las zonas para el cruce de peatones, áreas para ascenso y descenso de pasajeros del transporte público o carga y descarga de mercancías, hospitales y clínicas; estacionar sus bicicletas
4.- En cuanto a equipamiento de la bicicleta, deberá tener reflejantes en las ruedas (blanco en la delantera y rojo en la trasera, para que pueda ser vista lateralmente), faro delantero con luz continua, ya sea con batería o generador; espejo(s) retrovisor(es), timbre o bocina, reflejantes rojos en la parte trasera de los pedales para alertar a los automovilistas que los sigan, banderola en antena para ser vista a distancia.
Hasta aquí la lista de requisitos, a reserva de corregirla y aumentarla, si se hace necesario.
Como ven, el proyecto de la “ciclovía” puede seguir provocando más “renuncias” y hasta puede que “renuncien” a seguir con la obra en la que ya se han malbaratado recursos del erario, sin que el Ayuntamiento informe con transparencia, de quien es la culpa.
Acaso…¿de alguien que “no conectó el cerebro con la mano” y firmó la autorización para que el proyecto fuera ejecutado?
¡Hasta la próxima AGENDA 21!