Los pobladores de la zona se abastecían de agua explotando la concesión de un pozo que les proveía a todos a razón de 2.50 pesos por metro cúbico. Ahora entre la Conagua y la CESPTE, excavaron otro pozo, además que el saqueo de arena disminuye la cantidad de líquido para la zona.

La Comisión intenta regularizar a los vecinos para que paguen hasta 15 pesos por metro cúbico, los que no acceden se quedan sin agua.

Los días de bonanza para la comunidad de Valle de las Palmas en Tecate terminaron cuando se permitió la explotación indiscriminada de arena, y cuando la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Tecate (Cespte) entró –sostienen residentes que de manera irregular– a controlar el suministro de agua en la zona.

Ahora, cada que el profesor Jesús Armenta Cota, presidente del Comité de Agua Potable, abre la llave del pozo del que durante años se han servido, al chorro de agua le anteceden bocanadas de aire, señal inequívoca de que la tubería ya no alcanza al recurso en el subsuelo.

Desde 1962 lo explotan, se trata del pozo número ocho dentro de la Colonia Federal Agrícola y Ganadera de Valle de las Palmas. Su derecho lo respaldan con una autorización de perforación y explotación emitida por la Secretaría de Recursos Hidráulicos (ahora Conagua), exclusivamente para uso doméstico, a favor del entonces delegado municipal, Francisco Lozano.

La cuota para los pobladores de valle es de alrededor de 2 pesos con 50 centavos por metro cúbico y las ganancias son exclusivamente para garantizar el funcionamiento del pozo, para lo que nunca han solicitado el apoyo de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) como dependencia administradora de la riqueza acuífera del país, sostienen.  

Ahora, debido a la intervención de dos factores, el suministro del agua ha debido cambiar.

El líquido no transita igual por la tubería que ellos instalaron y hay familias que durante meses se han quedado sin agua y hoy la reciben una vez por semana, específicamente los que no han aceptado adherirse a la Cespte.

Uno de los factores es la explotación de arena del río Palmas, que pasa a unos metros del pozo 8, pues el saqueo del recurso natural ha modificado el paso de los mantos acuíferos.

El otro factor es la llegada de la Cespte, que con la concesión –alegan mal habida- del pozo y la perforación de otro más, no les permite excavar más en el número ocho e impide el bombeo de agua por la interrupción que representa la otra excavación.

Con el argumento de la modernización, desde que se ejecutaron los movimientos que la comunidad cuestiona, la paraestatal ha venido instalando su red de distribución de agua, presionando a los residentes a que se regularicen con ellos, incluso destruyendo la tubería comunitaria.