Jaime Flores Martínez
Deuda
Atrapados entre la necesidad extrema y los fundados temores de ser destituidos, empleados del Instituto de Infraestructura Física Educativa (INIFE) en Baja California atraviesan por una terrible crisis económica. No se entiende como el Gobierno Estatal explota a sus trabajadores y todavía desliza la amenaza de correr a quien se atreva a protestar.
Bajo el cándido argumento de que "no hay dinero" la autoridad estatal les debe dos catorcenas y media a los empleados del INIFE, además del adeudo de sus compensaciones durante los últimos cuatro meses. Trabajadores de esa dependencia aseguran que dichas compensaciones son por la utilización de sus vehículos para labores propias de su actividad.
El INIFE es una instancia dedicada a la construcción y el mantenimiento de los planteles escolares de nivel básico en los cinco municipios del estado. Y aunque los trabajadores afirman que su desconcierto lo han externado ante la Contraloría Estatal y la Secretaria de Educación, también aseguran que parece que le notifican a la pared.
Lejos de resolver el problema, algunos representantes de la autoridad se atreven a recomendarles que “se queden callados” pues de otra manera podrían perder su trabajo. Aunque no revelan el nombre de esos funcionarios, los trabajadores afirman que sus mismos superiores sugieren “que pidan prestado”. ¡El préstamo podrán pagarlo en breve!
Un funcionario de mediano nivel (que seguramente no tiene problemas económicos) asegura a esos trabajadores deben mantener la calma y esperar el arribo de la nueva administración panista. Seguramente el gobierno de Francisco Vega de la Madrid les va a compensar con creces.
Desde luego que don Francisco Rueda Gómez, director del INIFE, no ha sacado la cara ante la mencionada injusticia. Ningún empleado se atreve a afirmar que don Francisco ha cobrado su salario con regularidad. Mientras empleados recurren a la vieja práctica de pedir prestado, el gobernador de Baja California José Guadalupe Osuna Millán seguramente ignora que unos 40 trabajadores que integran el INEFI han pasado 3 meses de terrible necesidad.
Coca
Muy desilusionado está don Juanito por el incremento de un peso en las bebidas azucaradas que acordaron aplicar el jueves los diputados federales a la iniciativa propuesta por el presidente Enrique Peña Nieto.
Don Juanito atiende una modesta miscelánea en la zona Este de Tijuana, donde la mayoría de sus habitantes sobreviven con una lata de refresco y un sobre de comida chatarra. Hasta hoy este micro abarrotero no ha observado que sus asiduos clientes hayan engordado como lo aseguran autoridades federales. Este ciudadano rechaza que el consumo de refresco sea la causa de la obesidad en los mexicanos, sino es la cultura del "mal comer". Aunque muchos ciudadanos podrían estar en desacuerdo, la visión de Juanito tiene sus razones.
Don Juanito se pregunta porque el gobierno le echa la culpa al refresco si aquel parroquiano se engulló 5 tacos de suadero y una coca. ¿Serán los tacos, será la coca? Su pequeño hijo de unos 8 años, también se tomó una coca y se metió 2 de suadero.
El tema se agrava al saber que el hijo mayor de don Juanito trabaja en una empresa refresquera en donde el patrón ordenó que el ajuste presupuestal fuera igual que hace 10 años. La expectativa es que a partir de enero esa empresa recortará su plantilla laboral, es decir, su hijo podría quedarse desempleado.
Sin intentar defender a ninguna refresquera, el gobierno federal se muestra incongruente al cacarear el crecimiento económico y simultáneamente castigar consorcios refresqueros al aplicarles un peso adicional a cada botella de refresco. El aumento de impuestos provoca que la economía se restrinja.
Cierto que los mexicanos somos el número 1 en obesidad (a nivel mundial) pero los mexicanos nos tragamos lo que podemos con tal de saciar el hambre. El consumo de refrescos es solamente una parte en este agudo problema. La obesidad no es culpa de los refrescos pero tampoco de los tacos de suadero. El origen del problema es cultural y de necesidad económica, donde el gobierno tiene una culpa mayor.
Los vasitos de sopa instantánea que consumen muchos mexicanos, contienen el equivalente a una botella de refresco además de una cantidad impresionante de conservadores. Esa sopita es muchísimo más dañina y engorda más que un refresco de cola. ! Y nadie dice nada!
No señor presidente. El problema de la obesidad no se resuelve con un impuesto adicional a los refrescos. La solución es que los mexicanos ganen un salario digno para que modifiquen su cultura alimentaria. El ponerle un impuesto extra a los refrescos no es la solución.
Talibán
Alguien debe decirle al tal Iban Márquez que las Asociaciones Civiles “no tienen fines de lucro", aunque este joven se pasa la ley por debajo de las piernas. Al quedarse con perros ajenos, el Talibán incurre en dos delitos. El encabeza la Asociación Pro Vida Animal.
Márquez tripula una camioneta de lujo y se presume dueño de una tortillería ubicada sobre Paseo Pedregal en Playas de Tijuana. Tanta productividad no se entiende como titular de una asociación civil.
Cicuta.com.mx twitter: @cicutajaime