El serbio Novak Djokovic frustró de nuevo al británico Andy Murray, para derrotarle por tercera vez en la final del Abierto de Australia y coronarse campeón por quinta vez con una victoria por 7-6 (5), 6-7 (4), 6-3 y 6-0 en tres horas y 39 minutos, ganando los últimos nueve juegos consecutivos.
Murray no supo ganar a Djokovic. No aprovechó sus oportunidades en el primer desempate, ni tampoco rematar al serbio cuando parecía hundido físicamente tras ganar el británico el segundo set. "Nole" apenas lograba tenerse en pie, al borde de la fatiga y extenuación y Andy le dejó escapar, para renacer de sus cenizas y conseguir su octavo título del Grand Slam, mientras el de Dunblane se desesperaba una y otra vez.
De la boca del escocés salieron alaridos durante todo el partido. "Estoy absolutamente jodido", "¡demasiado ridículo, ¿cuántas veces lo va a hacer?", o "¡qué inútil, qué inútil¡", con lanzamiento de raqueta al suelo de forma violenta, llenaron un repertorio que reflejaba la gran frustración y desesperación de un jugador que veía como por cuarta vez perdía la final del primer grande de la temporada.