Confiadas en su capacidad y talento lograron por primera vez como equipo, que México esté presente en la esgrima femenil en unos Juegos Olímpicos y serán los de Río de Janeiro 2016.
Con sus rostros aún juveniles, pero con la entereza de que aún pueden dar mucho más de lo alcanzado en los torneos internacionales que les permitieron ser seleccionadas olímpicas, Paola Pliego, Tanya Arrayales y Julieta Toledo integran el equipo nacional de sable.
“Somos un equipo joven y hemos estado entrenando juntas desde chicas, nos conocemos y confiamos en nosotras”, ha dicho Paola Pliego, quien a sus 21 años de edad, es la de mayor edad en el equipo.
Es difícil que tengan medalla olímpica, pero tienen un gran futuro y, con ellas, la esgrima mexicana.
Esperan algún día emular los logros de Pilar Roldán, quien ganó la medalla de plata en florete en los Juegos Olímpicos de México 68.
A sus 19 años, Tanya Arrayales ya puede presumir de ser la actual número uno del ranking mundial en la Federación Internacional de Esgrima. Posición que permitió a México asegurar el pasaporte olímpico.
Sin embargo, no es la única chica talentosa del equipo tricolor, pues con 18 años de edad, Julieta Toledo también ha hecho una carrera en ascenso y ya es la número 10 del ranking mundial juvenil y sólo superada en dos posiciones por la también nacional Vanessa Infante.
El pasado fin de semana las sablistas nacionales clasificaron a Río 2016 como el octavo mejor equipo del mundo, provisionalmente, luego de su actuación en la Copa Mundial realizada en Bélgica, donde acumularon 26 puntos, los necesarios para ser invitadas a la justa veraniega.
“Para mí no es importante decir lo que han hecho estas niñas, sorprendente es lo que les falta, son juveniles dos de las cuatro, les quedan tres ciclos olímpicos sin duda alguna, en donde les dará tiempo de acumular experiencia y resultados”, dijo por su parte Jorge Castro Rea, presidente de la Federación Mexicana de Esgrima (FME).
Para el federativo, el equipo lo integran la queretana Paola Pliego, la tamaulipeca Úrsula González y las bajacalifornianas Tania Arrayales y Julieta Toledo.
“Estamos contentos, pero sobre todo muy comprometidos. Es un trabajo que viene desde el monitoreo temprano de talentos, desde que tenían nueve y 10 años. Ahora que tienen 18 y 19, ya recorrieron un gran camino, es un deporte técnico”, agregó Rea.
Las que vienen para las sablistas mexicanas “son puras competencias individuales en Roma, Seúl y los campamentos en Madrid y en Italia”, aseguró el federativo.
La próxima semana empieza la Copa Panamericana, que es en Cancún (Quintana Roo) y también forma parte de la preparación.