Todos tenemos un reloj interno llamado reloj biológico, biorritmo o reloj circadiano, que regula entre otros aspectos de nuestra vida el sueño y el hambre, que regula entre otras cosas los cambios del horario de verano, que empezarán mañana, por lo que hay que adelantar una hora nuestro reloj material.
El bioritmo está basado en las influencias del ritmo circadiano. Es decir que el ser humano y al parecer la mayoría de los seres vivos, están regulados por “un reloj biológico” que interactúa con la naturaleza y sus ciclos, como el día y noche y las estaciones, y repercute en los ciclos de sueño e insomnio, de apetito de actividad hormonal entre otros.
Aproximadamente hace tres décadas que se descubrió que la alteración o desaparición de un pequeño sitio del cerebro, llamado núcleo supraquiasmático, altera los ritmos del organismo. Y este hallazgo fue la primera evidencia de que en el cerebro hay un reloj maestro que rige muchos de nuestros mecanismos básicos. Este núcleo es uno de los relojes biológicos de nuestro organismo y rige buena parte de los fenómenos temporales ligados al sueño, a la adaptación en el tiempo y a la depresión.
Así, puede definirse al reloj biológico como un sistema orgánico capaz de generar un orden temporal en las actividades del organismo. Este sistema utiliza las oscilaciones como referencia temporal interna y rige:
· El estado emocional: Se calcula en un periodo de 28 días, y determina variaciones de humor, relaciones con las otras personas, emotividad, la creatividad y otros.
· En el estado intelectual, actúa en la toma de decisiones y la creatividad intelectual.
· Un estudio realizado en la Universidad Northwestern (USA) demuestra en ratones que una disfunción en dicho reloj les ocasiona problemas graves de obesidad y diabetes. Realizando estudios comparados en lo relativo a nutrición, obesidad y síndrome metabólico, los investigadores llegaron a la conclusión de que un mal funcionamiento en el mencionado reloj les ocasionaba obesidad y diabetes.
· Debido a la disminución de la fertilidad a partir de los 28 años, tanto mujeres como hombres experimentan el deseo de ser padres. Es sabido que mientras más postergue una mujer el embarazo, menos posibilidades tiene de concebir, y esto se manifiesta en el reloj biológico.
· La afinidad o compatibilidad entre las personas se puede establecer gracias al bioritmo de cada una de ellas. Esta afinidad estaría dada en porcentajes con respecto a la compatibilidad emocional, intelectual, física y global. Para calcular ese tanto por ciento de compatibilidad también es necesario comparar la fecha de nacimiento de las personas.
· Hombres y mujeres están sometidos a ritmos físicos, emotivos y emocionales que hacen que tengamos más ganas de tener relaciones sexuales en determinados períodos del año o momentos del día. Las mujeres se rigen por el ciclo menstrual. Durante el período de ovulación (el día 14 de un ciclo menstrual de 28 días) es cuando aumenta el deseo sexual, debido a que es el momento ideal para la fecundación.
Los ritmos biológicos tienen diferentes frecuencias, los de frecuencia media y baja son sincronizados por determinados factores externos del entorno, y son capaces de sintonizar o reajustar el ritmo de un individuo a la evolución del ciclo externo se denominan sincronizadores. Uno de los sincronizadores más característicos es el ciclo luz-oscuridad.
Fisiológicamente lo más adecuado para la salud y el rendimiento del ser humano es acoplar de la mejor forma posible sus actividades más importantes al ciclo natural luz/obscuridad. El regulador de este reloj es la luz ya que cuando la retina capta el primer rayo de sol, manda la información al cerebro y éste envía docenas de órdenes al cuerpo.
Para activarnos en el día el sistema endocrino segrega, entre otras, la hormona del estrés cortisol y por la noche, la melatonina para dormir. Por eso, cuando en verano amanece más temprano, lo lógico es recorrer el horario una hora antes, porque el cuerpo de forma natural se activará por la luz.
El organismo humano funciona en forma adaptativa siguiendo los llamados "ritmos circadianos", los cuales son notablemente influenciados por variaciones ambientales y climáticas.
Están diseñados para que las personas se mantengan despiertas durante el día y que puedan dormir durante la noche. El cerebro, como si fuera un reloj envía señales que avisan que es hora de comer, de despertar, de descansar, etcétera.
Las funciones humanas, por lo general se pueden desempeñar mejor en el primer tercio de la mañana, decaen un poco alrededor del mediodía y hasta la tarde en donde vuelve a subir la energía, más o menos alrededor de las 18 horas y de ahí decae hasta la hora de dormir.
El ritmo circadiano más importante del organismo se manifiesta por el sueño. Es un aspecto clave, pues, se vive menos por falta de sueño que por falta de alimentos, ya que el ciclo gasto de energía-recuperación en estado de sueño, es fundamental para poder funcionar bien, por eso las personas que no duermen bien generalmente están cansadas y rinden menos.
Pero no solamente este es un parámetro biológico del ritmo circadiano, las funciones de cada órgano como la temperatura, el pulso, el ritmo cardíaco, la función hepática, digestiva y respiratoria entre otras son más elevadas durante el día y disminuyen durante la noche de forma natural, aunque pueden llegar a invertirse en personas con horarios de trabajo diferentes o por la iluminación artificial.