La captura del narcotraficante Joaquín “El Chapo” Guzmán es una buena noticia, pero eso no significa que se acabará la violencia, la corrupción y la impunidad en el país, señala el analista político Sergio Aguayo Quezada.

“Entiendo que el gobierno de Enrique Peña Nieto lo aprovechará para mejorar su vapuleada popularidad, pero estamos en una guerra y en ese sentido va en el interés mayoritario que se avance en el control del crimen organizado”, señala el también colaborador de periódico Frontera en un comentario puesto en su página de Facebook.

Agrega que la detención del narcotraficante es un logro de la Secretaría de Marina, que demuestra que el Estado mantiene una reserva de institucionalidad frente al crimen organizado.

“Detener al Chapo no significa que la Federación de Sinaloa esté acabada o que vaya a reducirse como por arte de magia la violencia criminal que desangra al país”, añade, “tampoco quiere decir que vaya a acabarse la corrupción o la impunidad”. 

Expone que sigue haciendo falta una política integral de seguridad que ponga en el centro a las víctimas y a la población civil, además que es necesario que se pida y que se exija a Estados Unidos que cumpla con su responsabilidad.

“Indigna que el presidente Barack Obama llore por sus muertos debido a la abundancia de armas en aquel país y guarde silencio sobre los mexicanos asesinados con armas estadounidenses. Me indigna todavía más el silencio del gobierno mexicano ante Washington”, subraya.