Tijuana.- Existe una tensión financiera en México y el mundo, el temor de que se presente nuevamente una crisis financiera como la iniciada en 2008 ante la caída de la bolsa de valores de China, la volatilidad y debilidad de su mercado interno; así como por la caída de los precios internacionales del petróleo y la depreciación del peso frente al dólar. ¿Qué detonó los problemas en la segunda potencia económica del mundo y cuáles serán sus consecuencias?, el doctor Pablo Cotler comparte un análisis al respecto.
Las enormes cifras de crecimiento (por mucho tiempo de dos dígitos) tenidas en los últimos años en China hicieron que en la actualidad esta nación sea la segunda economía mundial. Su éxito económico en lo interno se debe principalmente a la inversión extranjera directa y al apoyo que el gobierno y banco central chinos han dado al desarrollo de empresas públicas en ese país a través de políticas crediticias y su banca de desarrollo.
En el contexto que propició ese fuerte desarrollo empresarial reflejado en el crecimiento de la economía de China poco a poco se han dado cambios que influyeron en la situación que hoy atraviesa ese país. El primero fue la decisión del gobierno chino de reconvertir su economía para pasar de una basada en la exportación a otra más balanceada, por medio de un incremento en la producción de bienes para consumo interno y un mayor desarrollo de su sector servicios; lo que trajo como consecuencia la desaceleración de su economía.
La integración de China a la economía internacional capitalista y la desaceleración de la de Europa generó que en la primera disminuyeran sus ventas al exterior, y en consecuencia un importante número de empresas públicas de China quebraran.
La Bolsa de Valores China había registrado un crecimiento importante gracias a políticas monetarias laxas que permitieron un aparente boom que en realidad hoy sabemos era una burbuja especulativa, pues desde el verano de 2015 empezó a tener una fuerte caída y pérdida de recursos, incluso de billones de dólares tan sólo en una semana.
Vale destacar que lo sucedido esta semana en China en realidad se ha venido suscitando desde hace un año, cuando ante el acelerado crecimiento de su economía el gobierno comenzó a mandar recursos al exterior para invertirlos en minería y granos, y asumió una mayor flexibilidad que permitió el flujo de capitales fuera del país; ya que la acumulación de capital y la expansión de la infraestructura empresarial comenzaban a gestar problemas de una sobreoferta y el riesgo de una deflación.
¿Habrá guerra de divisas?
En su relación con el exterior, aunque China es la segunda economía del orbe (la primera es la de Estados Unidos) su moneda, el yuan, no se utiliza en transacciones internacionales, toda vez que buena parte de los países occidentales consideran, con razón, que la divisa está subvaluada, hecho conveniente para China ya que fomenta sus exportaciones.
No obstante China desea que su moneda sea de curso legal a nivel internacional mantiene la depreciación del yuan para seguir ganando competitividad vía el mercado externo. El problema es que en la medida de que la devaluación continúe, Corea, Vietnam y otros vecinos de China podrían comenzar a devaluar sus propias monedas y con ello desatar una guerra de divisas en el sureste asiático.
La devaluación del yuan encarece el dólar (la moneda de referencia en el ámbito global), lo cual podría crear incertidumbre mundial ante una posible desaceleración del crecimiento de la economía de Estados Unidos al encarecer sus exportaciones.
Y cuando comenzaba a apreciarse que Estados Unidos y Europa empezaban a salir de la crisis financiera del 2008 inicia una nueva crisis originada por la falta de madurez de la economía China.
Consecuencias en México
Sobre el impacto que lo acontecido en China tendrá en México hay que partir del hecho de que el tipo de cambio, hoy por arriba de 18 pesos por dólar, continuará incrementándose en el corto plazo, como dijo el Banco de México y confirmó a través de la venta de divisas. Y aunque es difícil aventurarse a decir cuál será el tipo de cambio a corto plazo, lo más probable es que se mantendrá en 18, con ciertos altibajos, y es poco posible que se vuelva a niveles de 16 pesos.
El que tampoco recuperará sus niveles anteriores es el precio del petróleo, que permanecerá como en la actualidad, debajo de los 30 dólares por barril. Sin embargo, hay que aclarar que el precio del crudo no necesariamente está impactando el tipo de cambio, porque los dólares que recibe Petróleos Mexicanos (Pemex) ingresan directamente al banco central, no al mercado cambiario.
El problema al que tendremos que enfrentarnos es qué va a pasar con las finanzas públicas. Este año el gobierno mexicano tiene coberturas petroleras que aseguran la venta del barril en 49 dólares, no en 22 (su precio internacional verdadero). Pero como esto será para una cierta cantidad de barriles cabe preguntarse qué va a pasar en 2017, porque de continuar esos precios probablemente el gobierno podrá conseguir más coberturas, pero ya no a 50 dólares, sino a 40 ó a 35.
La pregunta es qué va a hacer el gobierno para recuperar esas pérdidas que tendrá en la entrada de divisas por la baja de los precios del petróleo. En la actualidad Pemex las reduce con la compra de gasolina barata que vende cara. ¿Mas qué sucederá en 2017 y 2018 cuando supuestamente se liberalice el mercado de la gasolina en México?; eso nos hace suponer que habrá consecuencias negativas en lo fiscal.
Futuro incierto
Lo ocurrido en la economía China esta semana es un panorama económico muy complejo para ese país y el mundo por sus muchas manifestaciones y causas. A futuro no podemos afirmar que se vislumbren claramente buenas noticias para la comunidad internacional toda vez que la incertidumbre dificulta prever qué va a pasar en el corto plazo.