El presidente Barack Obama afirmó hoy que clausurar la cárcel de Guantánamo equivale a "cerrar un capítulo" de la historia del país, al presentar su plan para trasladar a una "localización segura" dentro de EU a los detenidos que no puedan ser transferidos a terceros países.
Obama explicó, además, que su plan permitirá "ahorrar" dinero a los contribuyentes y pidió a los congresistas un diálogo "honesto" para tratar de cerrar la cárcel, ubicada en Cuba y en la que permanecen 91 detenidos.
Acompañado de su vicepresidente, Joseph Biden, y su secretario de Defensa, Ashton Carter, Obama subrayó que mantener abierta la prisión es "contraproducente" para la lucha antiterrorista, contrario a los valores de EE.UU., "socava" la seguridad nacional en lugar de fortalecerla y daña las relaciones del país con naciones aliadas.
El presidente dijo que ha estado "siete años", desde su llegada a la Casa Blanca en enero de 2009, trabajando para tratar de cerrar Guantánamo y prometió seguir haciéndolo hasta que concluya su mandato dentro de once meses.
"No quiero trasladar el problema (de Guantánamo) al siguiente presidente, no importa quién sea", afirmó Obama.
Según adelantaron altos funcionarios del Gobierno bajo anonimato, el plan para cerrar la cárcel de Guantánamo que el Pentágono ha enviado hoy al Congreso contempla transferir a entre 30 y 60 presos a territorio estadounidense.
La propuesta considera 13 localizaciones diferentes en EE.UU. para ubicar a esos presos, sin recomendar ninguna en particular.
Esas 13 localizaciones incluyen prisiones ya existentes en estados como Colorado o Carolina del Sur, así como la construcción de nuevas instalaciones en algunas bases militares del país.
Según el Pentágono, mantener la prisión de Guantánamo abierta es entre 65 y 85 millones de dólares más caro al año que internar a los presos en una cárcel en territorio estadounidense.
Desde el principio de su mandato, la promesa hecha por Obama de cerrar Guantánamo se ha topado con la oposición del Congreso, especialmente entre los republicanos, que rechazan la transferencia de los presos a cárceles dentro de Estados Unidos.
La cárcel de Guantánamo llegó a albergar a unos 800 presos poco después de su apertura, ordenada por el entonces presidente estadounidense, George W. Bush, tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.