Manuel Bartlett Díaz
Peña Nieto llega a su primer año de gobierno en picada, las encuestas lo
reflejan, el diario Reforma, 1 de diciembre, resume: el apoyo popular de Peña
cierra a la baja; el porcentaje de desaprobación supera al de aprobación; de
julio a la fecha la desaprobación creció de 50% a 66% entre ciudadanos y de 42%
a 60% entre líderes de opinión; 46% de los líderes califican el tema de reforma
energética “mal tratado”; ciudadanos, 47%. The Economist, revista conservadora
de circulación internacional, ávida de petróleo, el 3 de diciembre describe la
caída, destaca las reacciones populares contra sus políticas y aprovechando
concluye que sólo tiene una “oportunidad dorada para redimirse”: impulsar la
reforma desnacionalizadora del petróleo “Hazlo o quiebra, Peña Nieto”, le espeta
en su título. USA Today, diario estadounidense, retoma el tema: “las encuestas
demuestran que el apoyo al presidente ha caído drásticamente, llega a su
aniversario en medio de un creciente pesimismo”; “Peña no jala a la gente ni
logra apoyo popular”, dice un profesor del ITAM, según el periódico. En el sitio
Webpronews.com: En el aniversario de Peña Nieto, desfilaron miles de opositores
a la reforma energética; “sus métodos políticos han sido impopulares”; “una
multitud protesta en contra de la reforma energética, miles desfilan en el
centro de la ciudad”; “la aprobación de Peña Nieto en las encuestas ha caído a
lo más bajo desde que tomó posesión hace un año”, narró BBC News Latin America,
2 de diciembre 2013.
Aun en medio del dominio mediático de Peña, en la prensa nacional —no
necesariamente de oposición— comentan, a su manera, la creciente impopularidad
de Peña Nieto. Enrique Krauze, escribiendo en El País, habla de los peligros de
la “casa dividida en México”, narra el rechazo del sector económico y la siempre
presente ideología de la Revolución Mexicana contra la reforma energética que
carece de consenso y coloca a México en una casi total descalificación de
nuestra democracia (Latinobarómetro). ¿Puede una casa dividida contra sí misma
permanecer de pie? “Caerá —dice Krauze— si no se unen todas las voces en un
auténtico diálogo”.
En el diario Reforma del 30 de noviembre, su principal editorialista escribe:
“Sobreaviso”, “un año después, la osadía y la determinación mostradas al inicio
del sexenio, se ven tentadas por la desesperación y el desconcierto del
ejercicio de gobierno”; analiza aciertos y errores entre los que destaca la
campaña propagandística para hacer digerible la reforma energética, el ignorar
la corrupción y el proyecto de reforma constitucional, presentados sin los
reglamentos que regularán la apertura, “el gobierno debe serenarse si quiere
cumplir”, “llevar la reforma político-electoral al próximo periodo ordinario de
sesiones (consumada) y retirar la reforma energética hasta sanear Pemex”. Lo que
desde luego no entendió: persiste en su compulsión de imponer, por su compromiso
con EU, la desnacionalización energética, por lo que su desplome será, sin duda,
irremediable.
Por otro lado, en esta misma circunstancia nacional, Andrés Manuel López Obrador
crece y, frente a un Peña disminuido, se levanta su figura como un líder social
auténtico, que moviliza, nada más en los últimos días, a miles de ciudadanos y
ciudadanas mexicanas en defensa de una política social, nacionalista, antítesis
de la antipopular de Peña en su acelerado declive. He ahí la profunda diferencia
entre un “liderazgo mediático”, distanciado de la población, actuando en su
burbuja televisiva, e incapaz, como aquí se ha dicho, de lograr apoyo popular.
López Obrador honesto, sencillo, con los medios en su contra, tiene sin duda un
inmenso apoyo popular y de su accidente de salud saldrá fortalecido. Crecerá.