Amigos primero
Pedro Martínez Serrano
A lo largo de la presente y la semana anterior, he tenido alguna actividad en la Ciudad de México, especialmente en las cámaras baja y alta del Congreso de la Unión, en donde ven con preocupación lo que ocurre en Baja California, como consecuencia de la improvisación, ocurrencia y nepotismo con que el gobernador Francisco Kiko Vega de Lamadrid integró su gabinete, en el cual privilegió, como lo hizo en su paso por la presidencia municipal de Tijuana, con sus amigos primero
Salvo su secretario de Desarrollo Económico, el empresario Carlos Bonfante Olache, a quien las cúpulas del sector privado miran con buenos ojos y le reconocen talento para hacer las cosas de manera correcta y, por ello, lo siente como un aliado dentro del quipo de gobierno del confuso y ocurrente jefe del Ejecutivo estatal, la mayoría de los que integran el primer círculo del autor de las kikadas, lo integran sus amigos, compadres y cómplices en los negocios que, ahora, se harán a costa del gobierno del Estado.
Otra a la que no se le identifica como amiga, mucho menos como aliada, es a su secretaria del Trabajo, la priísta Juana Laura Pérez Floriano quien, por cierto, cuando fue regidora en el ayuntamiento de encabezó Vega de Lamadrid, fue una de sus críticas más rudas. Recuerdo el pitorreo que divertía a Juana, siempre a costa de Kiko. Hoy, la posición que le fue asignada, no es por merito propio, es una de las concesiones de las muchas que entregará Vega a su entrañable amigo y socio electoral, el esquirol priísta Jorge Hank Rhon.
El secretario General del Gobierno de las Kikadas, Guillermo Trejo Dozal es un sujeto camaleónico, amigo de Vega desde que ambos empezaron a participar en el Partido Acción Nacional o, al menos al amparo de sus siglas, a hacer negocios con todo aquel que se dejara. Hoy, lo que le sumó para que se decidiera su nombramiento, es precisamente haber traicionado al panismo mexicalense, para ir a buscar un mejor futuro en el Partido de la Revolución Democrática, por cuyas siglas buscó ser presidente municipal de Mexicali.
Y es que Trejo Dozal es un sujeto que aunque conocido, posee un perfil pusilánime, tanto como traicionero; su personalidad responde a la de de aquellos que se mueven en la medianía política; mediocre pues, de ahí que fiel exponente de la política de la bicicleta (patea a los de abajo y se agacha con los de arriba). Así las cosas, el manejo de la política en el gobierno, podría estar condenada al fracaso.
Por cierto, en el centro del país, incluso entre el panismo nacional de cúpula, se advertía que el gabinete sería integrado con panistas-panistas, que ayudaran a bien gobernar la entidad, sin embargo, Kiko Vega decidió por la ocurrencia y por el beneficio a los amigos y compadres. No tuvo valor, mucho menos talento para decidir por lo que mejor conviniera a Baja California.
Para la Secretaría de Gobierno, integrantes de las fracciones panistas, lo mismo en el senado que en la cámara de los diputados federales, daban por hecho que la posición sería ocupada por el panista Rodolfo Valdez Gutiérrez un miembro de Acción Nacional de altos vuelos, con experiencia en tareas de la administración pública, no sólo en el Estado, sino en el ámbito nacional.
El colmo que acredita que la administración estatal, en su primer círculo, es un club de amigos y compadres, es la integración de Oscar Escobedo Carignan, como secretario de Turismo, a cuyo sector se condenó a la frivolidad y el rezago. El tal Escobedo es un simulador, mitómano e incapaz. Más temprano que tarde, se acreditará su carencia de talento y, sobre todo, de conocimiento del sector.
Mañana seguimos con la revisión del ocurrente gabinete del gobierno de las kikadas.