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Domingo, 19 Abril 2015 20:32

Visita relámpago Destacado

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¡Sálvese quien pueda…!

Gilberto Lavenant

No cabe duda. El sistema político mexicano, como dicen en el pueblo, “anda patas pa´rriba”. Ni como decir lo contrario.

 

El pasado jueves 16 de abril, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, visitó Baja California, para poner en marcha un programa, a fin de salvar a la vaquita marina, en peligro de extinción.

 

Esta, es una especie, cuyo hábitat se ubica en el límite del golfo de California y el Mar de Cortés. Se dice que quedan solamente 97 ejemplares y que cada año mueren unas 39, al utilizar redes para la pesca de la totoaba. De ahí pues la importancia del programa puesto en marcha por el Presidente Peña Nieto.

 

El evento, reunió a gobernadores de la zona y a la clase política de Baja California, encabezda por el gobernador panista, Francisco Vega de la Madrid. Esta fue la tercera visita de Peña Nieto a la entidad. Todas, sumamente cuestionadas.

 

La primera de ellas, fue el 12 de diciembre de 2012, a unos días de asumir la Presidencia de la República. Los sectores de la entidad, tenían la esperanza de plantear a Peña Nieto las difíciles condiciones en que se encontraban, luego de 12 años del PAN en el gobierno federal. Sin embargo, no tuvieron ninguna oportunidad para ello. Los sometieron a un esquema sumamente rígido, y no pudieron romper el protocolo, previamente establecido.

 

La segunda visita, fue el 25 de marzo del 2014. Vino a inaugurar una presa en Tecate y un programa nacional hidráulico. El acceso fue sumamente restringido. El punto del evento estaba a varios kilómetros de distancia de la carretera Tijuana-Tecate, con estrictas medidas de seguridad por parte de fuerzas militares.

 

Nuevamente, el rígido protocolo, no permitió que nadie abandonara la “orden del día”. Grupos de manifestantes, fueron bloqueados a kilómetros de distancia y Peña Nieto llegó directo al lugar de la obra, en helicóptero.

 

En esta tercera visita, el pasado jueves, ocurrió algo similar. Bajo el estricto protocolo presidencial, el evento fue exclusivamente para poner en marcha el programa ¡Salvemos a la vaquita marina!

 

Y es fabuloso, que el Presidente de México, se preocupe por realizar acciones tendientes a evitar la extinción de especies marinas. En especial esta, de origen mexicano, de la que quedan tan solo algunos ejemplares.

 

Lo incongruente, y aberrante, es que nada dijo, ni hizo, para salvar a los bajacalifornianos, que atraveizan por condiciones desastrosas. Deplorables.

 

Baja California, casi se incendia. En los últimos días, incluso durante la visita presidencial, hicieron crisis varios problemas.

 

El primero de ellos, el reclamo de los jornaleros agrícolas, explotados bajo condiciones de esclavitud, en el Valle de San Quintín. Existen unos 500 centros agrícolas, unos grandes y muchos pequeños, que emplean a más de 40 mil jornaleros, muchos de los cuales, desde hace años, dan trato de esclavos a sus trabajadores.

 

Otro, el de la educación. Dicen, que por fallas técnicas, generadas por negligencia de parte de los funcionarios estatales, se deben aproximadamente 1 mil 500 millones de pesos a profesores federales y estatales. Un problema que se arrastra desde hace un año, sin respuesta alguna. Por ello se fueron al paro de clases.

 

Otro más,el cierre de la frontera a la importación de autos usados, al establecer costos exorbitantes para ello, lo que ha ocasionado prácticamente el cierre total de los establecimientos de venta de ese tipo de vehículos, así como los relativos a actividades complementarias o anexas, tales como tapicerías, talleres mecánicos, así como de carrocería y pintura.

 

Lo más grave, entre otros muchos, el cierre de empresas comerciales e industriales, por los efectos negativos de la homologación del IVA, todo lo cual, mantiene en condiciones de recesión económica a Baja California.

 

Lo peor, padecer a un pésimo gobernador, más preocupado por incrementar su riqueza personal, que por atender la problemática que aqueja a los bajacalifornianos.

 

Las condiciones prevalecientes, ameritaban la visita presidencial, pero no solo para salvar a la vaquita marina, sino en especial a los bajacalifornianos todos.

 

Pero el Primer Mandatario, insiste en realizar “visitas de doctor”, a sitios específicos, con invtados específicos y con propósitos ajenos a los males de los bajacalifornianos, encerrado en una “burbuja de cristal”, para que nadie lo fastidie, con molestos reclamos sociales.

 

De paso, el evento de San Felipe, puso de manifiesto que la relación entre el gobernador Vega de la Madrid y el Presidente Peña Nieto, tiene una distancia mayor que los 3 mil kilómetros que separan a Baja California de la Ciudad de México.

 

Lo mostró el hecho de que Kiko, públicamente, le haya solicitado audiencia, para plantearle una serie de propuestas. Bueno, fue un privilegiado, porque el resto de los bajacalifornianos, ni siquiera tuvieron acceso al sitio del evento.

 

Lo único que falta, es que al hundirse el barco, Kiko Vega grite : ¡Sálvese, quien pueda! La vaquita marina es más privilegiada que los bajacalifornianos. Tal vez, porque aún no están en riesgo de extinción. Tienen hambre, no tienen empleo, pero hasta ahí.

 

P.D. son un cáncer nacional hay que VOTARLOS

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