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Sábado, 12 Julio 2014 18:23

Columna Indira Mata A-Firma Destacado

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Difamación y calumnia

La difamación y calumnia llamadas pomposamente “delitos contra el honor” son un tema que asusta a los políticos y gobernantes.

 

Que los medios de comunicación exhiban las pillerías, la doble moral y doble vida, la corrupción y tráfico de influencias, su actuación y conducta negligente, el nepotismo, adicciones al alcohol y las drogas es el mayor miedo de los personajes públicos, en este caso de la clase política.

 

Si bien es cierto que la condición humana a nadie exime de errores, fallas y debilidades, para quienes buscan o tienen poder público construido a través de una doble imagen o no verídica, difundir sus “debilidades” los pone sin duda al filo de su carrera.

 

Algunos citan el asunto con frases como “todos tienen cola que les pisen” o se menciona de manera más sutil con el dicho “caras vemos,  corazones no sabemos…

 

Lo cierto es que hay ejemplos y muchos… darían para largas  compilaciones editoriales como el tema del alcoholismo del expresidente Felipe Calderón que ocasionó una guerra que todavía no termina contra la periodista Carmen Aristegui y el proceso judicial al semanario Proceso por Martha Sahagún alegando supuestos daños morales cuando se publicaron detalles de su divorcio mientras ella daba otra versión al Vaticano.   

 

Pero también la lista de personajes públicos adictos, corruptos y nepotistas es larga. Los botones de muestra más recientes son el exdiputado local  Víctor González Ortega cuyo alias de “Chupitos” por su aspecto desalineado y pupilas dilatadas  lo llevaron finalmente al descrédito y punto final a su paso por la política cuando agentes municipales lo detuvieron con una “pelota” de cocaína. Cuando trató de negar su ilícita conducta  y alegar difamación en su contra fue exhibido en una videograbación de agentes municipales todavía hostigados a la fecha por haber sostenido la verdad de los hechos.

 

Pero la mayor debilidad se sintetiza en una misma historia: un doble discurso, una doble moral, una doble conducta...

 

Otro personaje local es el presidente municipal Jaime Rafael Díaz Ochoa, quien por haber aplazado su divorcio con Martha Suárez enfrenta un conflictivo proceso de separación que ha trascendido públicamente;  además haber designado como funcionaria de primer nivel a su actual pareja Sonia Carrillo, situación que ha sido exhibida por medios de comunicación como Periodismo Negro. Por cierto, la furia de Don Jaime y sus operadores ocasiona constantemente actos de sabotaje al portal informativo.

 

Este y otros asuntos, que incluyen el nepotismo y corrupción  son insumo constante en los medios de comunicación, que hoy son tema de reformas realizadas la semana pasada al Código Penal y de Procedimientos Penales de Baja California. 

 

Pero la resistencia de legisladores y políticos evitó que la reforma “aprobada”  para despenalizar los delitos de difamación y calumnia quedara sin vigencia en tanto quedarán asentados en el  Código Civil preceptos para establecer sanciones o reparación de daños.

 

Señores diputados y políticos: los periodistas –que somos un mal necesario- seguiremos publicando con o sin reformas, códigos,  transitorios, denuncias y sanciones…

 

Esto mientras ustedes buscan “cuadrar el círculo” del marco legal estatal con el respectivo presupuesto gubernamental, deberían al mismo tiempo cuidar su ética, conducta,  prestigio y trayectoria (si la tuviesen), y si fuera posible limpiar un poco la parte personal y en algunos casos la doble vida que llevan…

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