Jaime Flores Martínez
Par
Presionados por el escándalo del psicólogo-perito con especialización en “hablar y tragar pinole”, los consejeros de la Judicatura del Poder Judicial del Estado Andrés Garza Chávez y Carlos Jiménez Ruiz, abandonaron su costumbre de sacarse borra del ombligo y debieron ponerse a trabajar.
Y es que el Juez de lo familiar en Tijuana Gustavo Adolfo Villarespe Muñoz falló en el caso de la custodia de un menor de 9 años con una velocidad que resulta sospechosa. Villarespe ordenó a la Policía Ministerial sacar al niño de la casa materna para entregarlo a su padre, un acaudalado abogado fiscalista.
Abogados expertos en asuntos familiares estiman que este tipo de resoluciones tardan al menos 3 meses y en ocasiones hasta 8. ¿Qué le picaría al juez Villarespe para resolver tan rápido?
El primer día de octubre Cicuta se refirió al caso que enfrenta la señora Karla, madre de Nicolás, a quien le quitaron al llegar los policías con una orden de cateo en su domicilio. Personal de la Procuraduría de Justicia del Estado irrumpió la mañana del 4 de julio para cumplimentar la orden girada por el juez Gustavo Adolfo Villarespe.
Los oficiales se llevaron al niño porque el juez consideró que el niño presentaba el Trastorno del Déficit de Atención por Hiperactividad (TDH).
Villarespe basó su decisión en el peritaje del psicólogo perito Ernesto Moreno Almaraz, quien cobra en la Procuraduría de Justicia del Estado (PGJE) y al mismo tiempo realiza su labor como psicólogo en su consultorio particular ¡pero con la misma persona!
La tarde del 25 de septiembre la señora Karla descubrió que el perito realizaba un doble juego y entonces comprendió por qué el juez entregó la custodia del niño a su exesposo. Sin reparar en eventuales diferencias entre ambos lo extraño es que el señor juez haya tomado una determinación sin tomar en cuenta la versión de la señora. En otras palabras su fallo no fue imparcial.
En el texto del pasado 1 de octubre, el columnista se refirió a la sospechosa actitud del actuario Oscar Alonso Ledezma, quien aparentemente mantiene informado al padre del pequeño Nicolás sobre el desarrollo del caso.
La señora Karla sospecha que existe comunicación entre ambos, pues cualquier detalle que se ofrece al juzgado se hace del conocimiento de su ex marido. Cicuta dejó ver que los hechos relatados emiten un tufo con olor a dinero.
Días después de la publicación, los abogados Chávez y Jiménez, ambos Consejeros de la Judicatura, demandaron información sobre este caso, pues ellos mismos están sorprendidos de tan sospechosa resolución
Habrá que aclarar que aunque sea del conocimiento de los consejeros, no existe la garantía de que el juez Villarespe haga correctamente su trabajo. La esperanza de la joven señora es que el juzgador aplique criterios imparciales.
No se vale que las influencias económicas aparentes se conviertan en moneda de cambio en temas tan delicados donde está de por medio un menor.
Badiola
Aunque Miguel Ángel Badiola esquiva la respuesta, Cicuta conoce que Jorge Hank Rhon no quería que su director de Relaciones Públicas se convirtiera en presidente del Comité de Turismo y Convenciones de Tijuana (Cotuco).
Desde hace un par de meses la autoridad municipal visualizó la posibilidad de impulsar a Badiola como titular del Cotuco porque durante la última década el flujo turístico registró un preocupante desplome.
El presupuesto asignado por el Gobierno Municipal a Cotuco se ha volatilizado. Y no se trata de crucificar al presidente saliente Arturo Gutiérrez, sino resaltar el perfil de Badiola en su nueva responsabilidad.
Sin aludir su estrecha relación con Jorge Hank, es innegable que Miguel Angel Badiola se mueve como pez en el área de las relaciones públicas. Tijuana merece ser reactivada económicamente y el sector turismo apunta como la llave.
Hank habría aceptado a regañadientes que su director de Relaciones Públicas compitiera por el Cotuco. Tal vez (solo tal vez) Hank reconsideró porque su giro comercial depende --en mucho-- del turismo.
Olea
Resulta que el coordinador general de las Fuerzas Federales (incluidos oficiales de la Gendarmería) que llegaron a Baja California hace un mes, es el coronel Alejandro Olea García, un personaje que conoce perfectamente la problemática de la región.
El coronel Olea fue coordinador del Grupo Beta en su mejor época. El Beta fue creado para salvaguardar la integridad de los migrantes y Olea destacó en esa labor.
Con obvio bajo perfil, el coronel Olea también se encarga de supervisar la labor de los 200 elementos de la Gendarmería distribuidos en la entidad. Personaje experimentado y sensato. No como otros.
Cicuta.com.mx twitter: @jaimecicuta