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Lunes, 01 Diciembre 2014 00:59

Expediente Político Destacado

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Por.- Alfredo Calva

La expiación (III parte)……

La presentación de un decálogo conformado por iniciativas de ley, decretos y buenos deseos por parte del presidente Enrique Peña Nieto, no darán la paz y justicia que por décadas han estado ausentes en México, con su evento en el patio central de palacio nacional, el mandatario lava sus manos y la de sus colaboradores de su corresponsabilidad de los lamentables hechos de Iguala.

 

 

Es lamentable que el presidente intente, o lo que es peor, crea, que con este acto de lamentaciones por el abandono en que los gobiernos de los tres órdenes han tenido a estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero, olvido que ha acumulado por décadas el rezago y ha alimentado el resquemor y la beligerancia de los olvidados hacia las autoridades, se vaya a borrar con un simple discurso plagado de buenos deseos.

 

 

México es un país que cuenta con leyes suficientes para ser un verdadero estado de derecho, el problema no está en ese punto, el grave mal es la no aplicación de los ordenamientos establecidos, la usencia de castigo para aquellos que violentan las leyes y quedan sin castigo por el hecho de contar con el beneplácito de quienes tienen la responsabilidad de aplicarlas.

 

 

La inmunidad que se les da a estos personajes en todos los ámbitos y sectores de México, les permite actuar con impunidad, en cambio, quienes no cuentan con esta protección, son los que reciben y a quienes se les aplica la acción pronta, expedita y con todo rigor de las leyes.

 

 

Si bien es cierto Peña Nieto no es el culpable directo de lo sucedido con el asesinato de seis personas y la desaparición de los 43 estudiantes normalistas, si es al igual que sus colaboradores Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación, y el titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, corresponsables de ello por su la indolencia en que incurrieron al conocer del tema y no actuar de inmediato, el simple hecho de la no aparición de los estudiantes era más que suficiente para intervenir en el estado y el municipio de Iguala.

 

 

Lo sucedido ayer en palacio municipal, solo deja ver la desesperación en la que se encuentra Peña Nieto y la preocupación en la que transitan sus cercanos, el decálogo que presento no incluyo la autocritica y por lo pronto le aventó la pelota a la cancha del Congreso de la Unión, quienes se verán obligados a sacar las iniciativas que el próximo lunes enviara al poder legislativo para su aprobación, y con ello iniciar el proceso de dar paz y justicia a nuestro país.

 

 

Enrique Peña Nieto, no es Ayotzinapa……

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