Claudio F. Orenday /
Durante los primeros nueve meses del gobierno de Enrique Peña Nieto, solo una realidad persiste, la economía del país se derrumbó. Lejos de la intensa y promocionada algarabía del beneficio de las llamadas Reformas Estructurales, México se precipita hacia una recesión que parece marcada como inevitable. Es cierto, nueve meses son muy poco tiempo para que los resultados de un gobierno se noten sin embargo, ante una parálisis económica a la sociedad no le queda más que la calle para expresar su rechazo o para llorar sus desgracias.
La llegada al poder del llamado nuevo PRI de Peña Nieto, generó expectativas, hizo nacer esperanza pero, al revisar la realidad, se encuentra que la inseguridad creció, el Producto Interno Bruto (PIB) se desplomó, el gobierno federal redujo sus inversiones en obras y las expectativas de crecimiento se ubican por debajo del uno por ciento.
Estos indicadores advierten no solamente una crisis financiera sino que apuntan hacia una generalización de inconformidad que, seguramente hará crisis a medida que se acerque el fin de año. El rumbo que sigue el gobierno que pretende Mover a México también arrastra el peligro de un estallido social. No pueden ocultarse las manifestaciones de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), esa expresión social satanizada por los medios de comunicación de la Ciudad de México, no es más que la punta de lanza de lo que está por venir.
Será, dicen, durante el mes de septiembre cuando las luces rojas se vuelvan intensas, las iniciativas de Reforma Energética y Hacendaria provocarán el rechazo generalizado de una sociedad que ya no se siente segura y que con dificultad puede comer día a día.
Arropado con el manto difuso del llamado Pacto por México, que parece desmoronarse a pesar de la lisonja, adulación y sometimiento de Jesús Zambrano Grijalva (PRD) y Gustavo Madero Muñoz (PAN) Peña Nieto acumuló y centralizó el poder sin embargo, las Leyes secundarias de la llamada Reforma Educativa y el repudio que han generado, no se podrán comparar con lo que sucederá al aprobarse la entrega del sector energético (PEMEX y CFE) y lo que pasará cuando se apruebe la aplicación del IVA a los alimentos y medicinas.
Dejando de lado, los aplausos, en nueve meses, Peña Nieto exhibió y nos hizo recordar a todos, el famoso error de diciembre, no han servido de mucho los genios y los brillantes, México no se ha movido, el descenso constante de la producción industrial en los últimos cuatro trimestres, es decir, un año, producto de la debilidad del mercado interno y de la ausencia de demanda en el exterior; el decrecimiento del PIB de servicios; el descenso de la generación de empleos, 200 mil menos de los generados en el primer semestre del año pasado, agudizado porque en los últimos tres meses se registraron menos de 10 mil empleos mensuales; y la disminución en el ritmo de crecimiento de las exportaciones, que apenas lograron 1.4% en los primeros siete meses de 2013, lo que aunado al incremento en las importaciones provocó el mayor déficit en la balanza comercial en un periodo similar en los últimos cinco años, los indicadores no mienten, las cifras son contundentes, frías y descarnadas.
El entorno, no es propicio para los osados. En la antesala de un conflicto internacional por la eventual intervención militar en Siria, el generar una crisis política y social no es el camino indicado. Proponer e imponer una Reforma Energética que permita a corporaciones extranjeras explotar los recursos petroleros no es lo más recomendable, generar repudio social al imponer también, la aplicación del IVA a los alimentos y medicinas propiciaría la eventual preocupación del gobierno de Estados Unidos, principal protagonista de la crisis con el gobierno de Bashar al Assad, en una guerra de proporciones globales, los energéticos son la materia prima. México pudiera aprovechar su capacidad petrolera para generar bienestar y además, sería protagonista.
Definitivamente, es verdad que nueve meses son muy poco tiempo para evaluar los aciertos de un gobierno pero, en el primer informe de gobierno a Peña Nieto se le olvidaron los efectos que tienen las policías comunitarias, las protestas de los maestros y sobre todo, pasó por alto el hecho de que le dio aire a su adversario, Andrés Manuel López Obrador, la cuenta exacta debería haber sido diez meses pues al finalizar septiembre, los mexicanos nos daremos cuenta que no había luz al final del túnel, que todo ha sido un producto del canal de las estrellas.