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Sábado, 04 Abril 2015 17:04

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Por : Gilberto LAVENANT

A partir del 2006, políticos de todo mundo se estremecieron, al conocer el surgimiento de una plataforma informática, cuyo objetivo principal era revelar información privada o especial, relativa a actos de corrupción, llamada Wikileaks.

 

Las estructuras gubernamentales están corroídas por la corrupción. Es realmente sorprendente el tipo de actos que los gobernantes son capaces de realizar, pasando por alto todo tipo de normas.

 

Quizás lo más trascendente, es conocer información en torno a planes o estrategias, malévolos, tendientes a causar daños a comunidades o rivales políticos, cuyo contenido o lineamientos nunca se conocieron de manera oficial.

 

Afortunadamente, para la población en general, aunque no para los políticos, personas que tuvieron oportunidad de participar en tales maquinaciones, se atrevieron a revelarlos. De pronto, archivos confidenciales empezaron a circular por el mundo entero.

 

Wikileaks, se convirtió en “el coco” de los gobernantes. Específicamente, para los corruptos y déspotas, cuyos actos indebidos e ilegales, fueron revelados al mundo entero.

 

Leaks, es una fuga, una filtración. Como cuando una tubería conductora de substancias líquidas, presenta una falla y empieza a brotar su contenido.

 

En la mayoría de los casos, cuando sale a la luz pública un acto de corrupción, no es propiamente porque algún periodista inquieto, curioso o con afanes de investigador, descubrió un hilo suelto, le jaló y descubrió el meollo del asunto.

 

En la mayoría de los casos, todo empieza con una indiscreción. Alguna persona, supuestamente de confianza, tiene acceso a información comprometedora y, por revancha, por un sentido ético o simplemente porque no soporta mantener en secreto lo que ha conocido, busca la forma de hacerla circular.

 

Entonces, la celosa estructura gubernamental, sufre una falla, y empieza a “liquiear”. Se da, lo que se conoce como una filtración de información.

 

En algunos casos, los filtradores de información, son individuos malévolos, fascinerosos, que operan, con la deliberada intención de exhibir a los personajes involucrados, sabedores que con ello, los exponen al desprecio público.

 

En el caso del proceso respecto a Guillermo Trejo Dozal, siendo Secretario General de Gobierno, inicialmente solo un círculo cercano al Gobernador Kiko Vega, sabía del asunto. Deliberadamente filtraron la información, sabedores de que con ello, obligadamente dejaría el cargo. Al parecer, estorbaba en sus planes y proyectos políticos.

 

Los colaboradores del jefe del ejecutivo estatal, tardaron un poco, para convencerse de que los enemigos de Trejo Dozal, no estaban al exterior del gobierno, sino al interior. Muy cerca de Kiko.

 

Pero filtraciones como esa, son meramente circunstanciales. Aisladas. Realizadas por individuos que son parte del sistema mismo y que accionan, con el propósito concreto de afectar a sus rivales. No para combatir la corrupción.

 

Siguiendo el modelo de Wikileaks, el martes 10 de marzo del año en curso, surge Méxicoleaks, irónicamente, el orígen o causa de la salida de Carmen Aristegui de MVS.

 

La presentación formal de esta plataforma cibernética, se llevó a cabo en el Centro de Cultura Digital, en la capital del país. La integran ocho medios periodísticos y organizaciones sociales, siendo estos la revista Proceso, Aristegui Noticias, Animal Político, Emmeequis, Periodistas de a Pie, Más de 131, PODER y la Red en Defensa de los Derechos Digitales. Su objetivo central, es el construir un México Transparente, a través de filtración de datos, documentos, tips, imágenes y videos, para fortalecer la transparencia y los derechos humanos.

 

Ciertamente, se ha avanzado mucho, en el fortalecimiento del Derecho a la Información, surgido en México como un simple parche del artículo sexto constitucional, estableciendo que el Estado garantiza el derecho a la información, pero no precisamente para comprometer al gobierno a informar de sus actos, sino para obligar a los medios a informar solamente hechos verdaderos o susceptibles de acreditar su veracidad.

 

Ya existen múltiples normas al respecto, algunas harto complejas, pero finalmente ineficientes. Los gobernantes han tenido el cuidado de no facilitar las cosas. Están obligados, legalmente, a informar sobre lo que hacen en la función pública y con recursos públicos. Pero a base de artimañas, y en algunos casos declarando la reserva de información que les genera incomodidades, impiden que trascienda información comprometedora.

 

Los políticos nunca van a estar dispuestos a ser transparentes y a informar de sus actos, principalmente cuando, además de opacos, evidencian negocios turbios, origen de enriquecimientos ilícitos, guardan con celo la información correspondiente.

 

Por ello, la vía más efectiva de conocer el fondo y dimensión de la corrupción en México, son las filtraciones. Aunque se vea mal, quienes tengan conocimiento de actos corruptos o indebidos en el gobierno, deben acudir a mecanismos como los establecidos en Méxicoleaks.

 

Si los políticos se resisten a dejar de ser corruptos, los ciudadanos tienen el derecho de exhibirlos. Por el bien de todos los mexicanos.

 

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