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El cohete nipón H-2A despegó este miércoles desde el sur de Japón para llevar al espacio la sonda Hayabusa-2 que en 2018 se encontrará con un asteroide, según imágenes difundidas en directo por la Agencia japonesa de exploración espacial (JAXA).

 

Este lanzamiento se efectuó tal como estaba previsto desde la base meridional de Tanegashima. El mismo se hizo bajo un cielo azul ligeramente nuboso, tras dos postergaciones sucesivas a causa de las malas condiciones meteorológicas; en principio debería haber tenido lugar el domingo pasado. "La trayectoria seguida está conforme al plan de vuelo", afirmó un comentarista de la JAXA varios minutos después del despegue.

 

No obstante, hay que esperar 1 hora y 47 minutos de vuelo antes de que la sonda Hayabusa-2 se separe del cohete, para después dirigirse hacia 1999 JU3, un asteroide primitivo casi esférico de menos de 1 kilómetro de diámetro, al que alcanzará aproximadamente a mediados de 2018.

 

El objetivo es recoger polvo del subsuelo de este cuerpo celeste rocoso, que contiene carbono y agua, para intentar comprender qué materias orgánicas y acuosas se encontraban originalmente presentes en el Sistema Solar. El regreso a la Tierra está previsto para 2020, si todo va bien. "Esta misión para recoger materia primitiva tiene el potencial para revolucionar nuestra comprensión de las condiciones de la formación de los planetas", escribió el equipo que pilota el proyecto en el seno de la JAXA.

 

"Además, puede brindarnos información importante" para proteger al planeta. Hayabusa-2 es casi similar a su antecesora, Hayabusa, lanzada en 2003, pero se beneficia de tecnología mejorada a partir de las numerosas averías sufridas por ésta. Este programa espacial con destino hacia el asteroide Itokawa finalmente fue exitoso, pero tras una verdadera epopeya que duró en total siete años. 

Conscientes de que Europa no saldrá de la trampa del estancamiento sin la sintonía del eje francoalemán, los ministros de Economía de Francia y Alemania, Emmanuel Macron y Sigmar Gabriel, han expresado en París el compromiso de llevar adelante una agenda común que reclama, al mismo tiempo, inversión y reformas. Se apoyaron para ello en el informe elaborado por los economistas Jean Pisani-Ferry y Henrik Enderlein, que detalla las tareas pendientes de París y Berlín.

 

La economía francesa debería flexibilizar su mercado laboral, moderar los salarios y reducir el gasto público. La alemana tendría que añadir 24.000 millones de euros más al paquete de 10.000 millones de inversión hasta el 2018 anunciado por la cancillera Angela Merkel.

 

Un "New Deal"

 

Si Macron puso el acento en la necesidad de liderar un proyecto europeo de inversión, para unir al resto de socios en una especie de «New Deal», Gabriel apostó por un «Schengen económico» basado en la armonización de reglas.

 

Los dos mostraron su respaldo al Plan Juncker, que prevé inversiones por valor de 315.000 millones de euros en tres años. Sin embargo, anunciaron que, de aquí al Consejo Europeo de diciembre, intentarán mejorarlo para dotarlo de más dinero y financiar proyectos europeos con mayor rapidez.

 

La idea figura en el informe de los dos expertos, que ven insuficiente el plan de la Comisión Europea y creen que los estados miembros deberían aportar más. El ministro francés sugirió deducir del cálculo del déficit el gasto aportado por los países al fondo europeo de inversión o permitir a este mecanismo cierta capacidad de endeudamiento.

La oposición alemana presentó una moción en el Parlamento en Berlín para pedir que el gobierno de Angela Merkel interrumpa las negociaciones sobre un acuerdo de seguridad con México tras la desaparición de 43 estudiantes que sacudió al país.

La moción del partido poscomunista Die Linke entrará oficialmente en el Parlamento los próximos días y podría ser votada antes de fin de año, confirmaron hoy a la agencia dpa fuentes de la primera fuerza de oposición en la cámara.

“Es un error negociar una cooperación con las autoridades policiales mexicanas, que están presuntamente implicadas en muchos casos de graves violaciones de los derechos humanos”, dijo a dpa Heike Hänsel, Diputada de La Izquierda y una de las impulsoras de la moción.

La Diputada reclamó también más “transparencia” al gobierno y que los diputados reciban más información sobre el borrador del acuerdo, de cuyo contenido se conocen sólo aspectos generales.

El convenio es rechazado por Los Verdes, el otro partido de oposición en el Parlamento.

Sin embargo, se da por hecho que la moción para frenarlo será rechazada en la cámara, donde la coalición de gobierno formada por socialdemócratas (SPD) y cristianodemócratas (CDU) cuenta con una abrumadora mayoría.

Las críticas al acuerdo por parte de la oposición y de organismos de derechos humanos de ambos países aumentaron con la desaparición y posible asesinato de los estudiantes en la localidad de Iguala, 200 kilómetros al sur de la capital mexicana.

Pese a las críticas, el gobierno defendió esta semana el acuerdo y consideró que el “horrible crimen” de Iguala demuestra precisamente que reforzar la cooperación con las fuerzas de seguridad mexicanas es más necesario que nunca.

El convenio permitirá aumentar la cooperación entre ambos países en materia de seguridad por ejemplo mediante la formación de policías mexicanos por parte de sus pares alemanes, coordinación en la lucha antiterrorista o intercambio de datos.

 

Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/28-11-2014/1179949.

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Si cita este texto (es decir: toma algún párrafo), diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido.SINEMBARGO.MX

En Lomé, la capital de Togo, Afate Gnikou, un joven sin formación técnica, ha construido una impresora 3D con material de desecho. Ese es el titular de la noticia que nos requiere que la leamos, la puerta que nos invita a que la abramos. Al otro lado, más allá del titular nos encontramos con que no ha sido casualidad, con que la de Afate no es una experiencia aislada, con que no estaba sólo en este proyecto que ha resultado el más exitoso o, al menos, el que más proyección ha conseguido y con que era necesario que el joven tuviese el entorno adecuado.

La W.Afate, esa impresora 3D artesanal que sorprende y fascina en las ferias y los encuentros tecnológicos de todo el mundo se ha convertido en la carta de presentación de WoeLab, ese entorno en el que el joven ha podido desarrollar su creatividad y su habilidad.

Explicar qué es WoeLab es otro reto.

En primer lugar es una idea deliciosamente descabellada. Una afortunada locura que mezcla compromiso social, urbanismo, tecnología, bricolaje, inteligencia colectiva y trabajo colaborativo, entre otros ingredientes. Todo un conjunto de neologismos prestados del inglés aportan diferentes matices, es un fablab, pero también un hacker space y además tiene mucho de maker space y algunas cosas de espacio de coworking... Por simplificar, es un lugar en el que se investiga, se experimenta y se construye tecnología, pero a pie de calle.

En resumen, es un lugar en el que, por ejemplo, se enseña a construir un ordenador con un bidón de plástico como carcasa y materiales de desecho. Si a eso le sumamos la voluntad de transformación de la ciudad, el WoeLab se convierte en una especie de república independiente de los manitas inquietos que pretende extender sus tentáculos para construir una ciudad más amable.

Un proyecto como éste sólo es imaginable en una mente como la de Sénamé Koffi Agbodjinou, un joven togolés con una tremenda capacidad para poner en relación ámbitos del conocimiento diversos y para sacar resultados de esas extrañas combinaciones. Él mismo es un ejemplo: de formación arquitecto y antropólogo metido de buenas a primeras a innovador tecnológico.

Séname primero unió sus dos ámbitos de estudios, la arquitectura y la antropología, para imaginar una ciudad inspirada en el saber hacer tradicional.

Considera que una ciudad será más sostenible y más amable en la medida en la que adopte algunas de las características de un pueblo. Después descubrió que muchos espacios de trabajo colaborativo vinculados a la innovación teconológica ya tenían las características que estaba buscando. “En los fablab o en los hackerspace está el espíritu del pueblo, personas de ámbitos diferentes ponen en común lo que saben para conseguir una solución para todos”, comenta Sénamé Koffi Agbodjinou.

 

Y finalmente pensó en un espacio que fuese diseminador de ese espíritu, que se instalase en un barrio y pudiese atraer la actividad y el saber del vecindario, para después devolvérselo en forma de proyectos transformadores y que, como por esporas el modelo se extendiese hasta cubrir la ciudad completa.

Es el proyecto HubCité que desarrolla a partir de su dimensión de arquitecto en la organización L’Africaine d’Architecture. De momento, esa idea está en una fase muy inicial y el resultado tangible es WoeLab, que echó a andar hace dos años. “WoeLab es uno de los pocos espacios en los que un costurero puede formar parte de un equipo junto a un ingeniero, en que también participe un vendedor de pescado o de zumos y que construyan algo aportando cada uno sus conocimientos.

Eso no es teoría, eso es lo que está pasando en WoeLab”, explica satisfecho Séname.

 

En la actualidad, esta comunidad está formada por entre 25 y 30 miembros, con una media de edad de menos de 19 años. Uno de los principales motivos de satisfacción de su impulsor es que un 30% de esos miembros son mujeres.

“Nos alegra, porque es más complicado acercar a las chicas hasta la tecnología”, confiesa el arquitecto togolés.ra idear WoeLab, Sénamé Koffi Agbodjinou se basó en experiencias de otras comunidades de makers (constructores), algunas en Europa y otras en diferentes lugares del continente africano. Sin embargo, para él el proyecto tiene ADN africano. Y eso se debe a que Sénamé observó fuera, pero descubrió que esos modelos coincidían con lo que le quedaba más cerca.

“Descubrí una similitud entre las comunidades de hackers y la sociedad tradicional africana, porque funcionan como un pequeño pueblo, que suple la ausencia de arquitectos y urbanistas con el conocimiento directo del terreno y de los miembros y con unas habilidades que se complementan”, explica el arquitecto. Pero además, echando mano de sus conocimientos antropológicos, Sénamé asegura: “La forma en la que trabajan los hackers me ha recordado a los constructores tamberma del norte de Togo, por lo que se refiere a la economía de medios y al deber de restitución, es una especie de open source espiritual. Es cierto que miramos a los proyectos de otros lugares pero los adaptamos a nuestras posibilidades usando los recursos que tenemos a mano y simplificando los procesos, en esto es en lo que nos parecemos a la forma de trabajo vernacular de los tamberma, valoramos el saber hacer local y usamos materiales accesible”.

 

Curiosamente, uno de los recursos con los que cuentan los manitas informáticos togoleses es la basura. Concretamente, la electrónica, que podría convertirse en una plaga para el continente y que ellos intentan convertir en una oportunidad.

“El problema está ahí y nosotros intentamos buscar una solución, estamos obligados a hacer simple con recursos modestos”. Pero no pretenden mitificar la iniciativa. “La ecología no es la filosofía que nos mueve, pero lo cierto es que es una consecuencia”, reconoce Sénamé.

El impulsor de WoeLab destaca las características africanas del movimiento maker y do it yourself (hazlo tú mismo): “No supone una agresión para nosotros porque el reciclaje está en nuestra cultura, aquí todo el mundo trata de arreglar las cosas antes de tirarlas. Y, por otro lado, en el movimiento maker todo tiene un carácter informal y en nuestras sociedades lo informal está en todo”. Esa idea de optimizar los recursos, de ser capaces de sacarle el máximo partido a la escasez de medios y de construir una tecnología al alcance de todo el mundo es lo que llaman LowHighTech. Puede parecer un concepto contradictorio, pero es el contrapunto de tecnología modesta y práctica, a una tecnología de diseño, de élite y de apariencias.

 

La filosofía del espacio se apoya en el potencial creativo de los jóvenes del entorno más próximo y por ello una buena parte de su labor consiste en acercarles la tecnológica. La W.Afate ha llegado hasta algunos colegios de Lomé.

“El año pasado hicimos clases de diseño 3D para niños de 13 y 14 años. Y este año son ellos los que dan las clases a sus compañeros. Aprenden muy rápido”, comenta Sénamé. En la misma línea, la impresora 3D se está implantando en siete cibercafés del barrio, con la intención de que los clientes se familiaricen con ella.

Por otro lado, los talleres del Jerry Clan, un proyecto importado de Francia y en los que construyen ordenadores en bidones de plástico, se han exportado a otros países como Ghana, Benin o Senegal.

“Nos sirven para crear comunidad, para desmitificar la tecnología y llegar a las chicas, por ejemplo”, explica el impulsor, cuya obsesión recurrente es la “democratización de la tecnología La innovación tecnológica se convierte en una forma de vida para estos jóvenes que “trastean” en las instalaciones de WoeLab. En agosto de 2013 el gobierno togolés lanzó un programa de fomento de la emprendeduría juvenil.

El fablab albergaba tres de las diez empresas que las autoridades seleccionaron para dar impulso. “Los jóvenes africanos ya no tienen excusa”, advierte Koffi Sénamé, “si tienes un buen proyecto te resulta más fácil acceder a financiación procedente de cualquier lugar del mundo. Tienes acceso a experiencias en otros países y puedes compartir recursos con las comunidades del movimiento open source”.

 

Igualmente, esta energía creativa está comenzando a dar sus frutos en el cambio de imagen del continente y las experiencias de los impulsores de la W.Afate son una buena muestra. Han visitado ferias y convenciones relacionadas con la tecnología por todo el mundo, desde Nueva York a París pasando por Bamako, y han recibido premios, uno de los más recientes, en julio en Barcelona, durante el encuentro Fab10 Barcelona.

“Al principio, en las convenciones, nos daba vergüenza enseñar la W.Afate porque no es más que un montón de desperdicios, pero cuando la montamos, incluso gente de grandes empresas dicen ‘Uou’ y sentimos el respeto”, cuenta Sénamé. Ese respeto ayuda a alimentar la autoestima y es bueno para lo que este innovador llama “capital confianza”. Es decir, que los jóvenes sean conscientes de lo que son capaces de hacer.

 

Sénamé Koffi Agbodjinou no esconde que debajo de la experiencia de WoeLab hay una voluntad de transformación social. “El intento es ayudar a aumentar el nivel, en general. El pretexto es la tecnología y el urbanismo. Pero en realidad se trata de que la comunidad tenga las herramientas a su disposición para que después las aplique en el ámbito que le sean más útiles”.

En Lomé, la capital de Togo, Afate Gnikou, un joven sin formación técnica, ha construido una impresora 3D con material de desecho. Ese es el titular de la noticia que nos requiere que la leamos, la puerta que nos invita a que la abramos. Al otro lado, más allá del titular nos encontramos con que no ha sido casualidad, con que la de Afate no es una experiencia aislada, con que no estaba sólo en este proyecto que ha resultado el más exitoso o, al menos, el que más proyección ha conseguido y con que era necesario que el joven tuviese el entorno adecuado.

La W.Afate, esa impresora 3D artesanal que sorprende y fascina en las ferias y los encuentros tecnológicos de todo el mundo se ha convertido en la carta de presentación de WoeLab, ese entorno en el que el joven ha podido desarrollar su creatividad y su habilidad.

Explicar qué es WoeLab es otro reto.

En primer lugar es una idea deliciosamente descabellada. Una afortunada locura que mezcla compromiso social, urbanismo, tecnología, bricolaje, inteligencia colectiva y trabajo colaborativo, entre otros ingredientes. Todo un conjunto de neologismos prestados del inglés aportan diferentes matices, es un fablab, pero también un hacker space y además tiene mucho de maker space y algunas cosas de espacio de coworking... Por simplificar, es un lugar en el que se investiga, se experimenta y se construye tecnología, pero a pie de calle.

En resumen, es un lugar en el que, por ejemplo, se enseña a construir un ordenador con un bidón de plástico como carcasa y materiales de desecho. Si a eso le sumamos la voluntad de transformación de la ciudad, el WoeLab se convierte en una especie de república independiente de los manitas inquietos que pretende extender sus tentáculos para construir una ciudad más amable.

Un proyecto como éste sólo es imaginable en una mente como la de Sénamé Koffi Agbodjinou, un joven togolés con una tremenda capacidad para poner en relación ámbitos del conocimiento diversos y para sacar resultados de esas extrañas combinaciones. Él mismo es un ejemplo: de formación arquitecto y antropólogo metido de buenas a primeras a innovador tecnológico.

Séname primero unió sus dos ámbitos de estudios, la arquitectura y la antropología, para imaginar una ciudad inspirada en el saber hacer tradicional.

Considera que una ciudad será más sostenible y más amable en la medida en la que adopte algunas de las características de un pueblo. Después descubrió que muchos espacios de trabajo colaborativo vinculados a la innovación teconológica ya tenían las características que estaba buscando. “En los fablab o en los hackerspace está el espíritu del pueblo, personas de ámbitos diferentes ponen en común lo que saben para conseguir una solución para todos”, comenta Sénamé Koffi Agbodjinou.

 

Y finalmente pensó en un espacio que fuese diseminador de ese espíritu, que se instalase en un barrio y pudiese atraer la actividad y el saber del vecindario, para después devolvérselo en forma de proyectos transformadores y que, como por esporas el modelo se extendiese hasta cubrir la ciudad completa.

Es el proyecto HubCité que desarrolla a partir de su dimensión de arquitecto en la organización L’Africaine d’Architecture. De momento, esa idea está en una fase muy inicial y el resultado tangible es WoeLab, que echó a andar hace dos años. “WoeLab es uno de los pocos espacios en los que un costurero puede formar parte de un equipo junto a un ingeniero, en que también participe un vendedor de pescado o de zumos y que construyan algo aportando cada uno sus conocimientos.

Eso no es teoría, eso es lo que está pasando en WoeLab”, explica satisfecho Séname.

 

En la actualidad, esta comunidad está formada por entre 25 y 30 miembros, con una media de edad de menos de 19 años. Uno de los principales motivos de satisfacción de su impulsor es que un 30% de esos miembros son mujeres.

“Nos alegra, porque es más complicado acercar a las chicas hasta la tecnología”, confiesa el arquitecto togolés.ra idear WoeLab, Sénamé Koffi Agbodjinou se basó en experiencias de otras comunidades de makers (constructores), algunas en Europa y otras en diferentes lugares del continente africano. Sin embargo, para él el proyecto tiene ADN africano. Y eso se debe a que Sénamé observó fuera, pero descubrió que esos modelos coincidían con lo que le quedaba más cerca.

“Descubrí una similitud entre las comunidades de hackers y la sociedad tradicional africana, porque funcionan como un pequeño pueblo, que suple la ausencia de arquitectos y urbanistas con el conocimiento directo del terreno y de los miembros y con unas habilidades que se complementan”, explica el arquitecto. Pero además, echando mano de sus conocimientos antropológicos, Sénamé asegura: “La forma en la que trabajan los hackers me ha recordado a los constructores tamberma del norte de Togo, por lo que se refiere a la economía de medios y al deber de restitución, es una especie de open source espiritual. Es cierto que miramos a los proyectos de otros lugares pero los adaptamos a nuestras posibilidades usando los recursos que tenemos a mano y simplificando los procesos, en esto es en lo que nos parecemos a la forma de trabajo vernacular de los tamberma, valoramos el saber hacer local y usamos materiales accesible”.

 

Curiosamente, uno de los recursos con los que cuentan los manitas informáticos togoleses es la basura. Concretamente, la electrónica, que podría convertirse en una plaga para el continente y que ellos intentan convertir en una oportunidad.

“El problema está ahí y nosotros intentamos buscar una solución, estamos obligados a hacer simple con recursos modestos”. Pero no pretenden mitificar la iniciativa. “La ecología no es la filosofía que nos mueve, pero lo cierto es que es una consecuencia”, reconoce Sénamé.

El impulsor de WoeLab destaca las características africanas del movimiento maker y do it yourself (hazlo tú mismo): “No supone una agresión para nosotros porque el reciclaje está en nuestra cultura, aquí todo el mundo trata de arreglar las cosas antes de tirarlas. Y, por otro lado, en el movimiento maker todo tiene un carácter informal y en nuestras sociedades lo informal está en todo”. Esa idea de optimizar los recursos, de ser capaces de sacarle el máximo partido a la escasez de medios y de construir una tecnología al alcance de todo el mundo es lo que llaman LowHighTech. Puede parecer un concepto contradictorio, pero es el contrapunto de tecnología modesta y práctica, a una tecnología de diseño, de élite y de apariencias.

 

La filosofía del espacio se apoya en el potencial creativo de los jóvenes del entorno más próximo y por ello una buena parte de su labor consiste en acercarles la tecnológica. La W.Afate ha llegado hasta algunos colegios de Lomé.

“El año pasado hicimos clases de diseño 3D para niños de 13 y 14 años. Y este año son ellos los que dan las clases a sus compañeros. Aprenden muy rápido”, comenta Sénamé. En la misma línea, la impresora 3D se está implantando en siete cibercafés del barrio, con la intención de que los clientes se familiaricen con ella.

Por otro lado, los talleres del Jerry Clan, un proyecto importado de Francia y en los que construyen ordenadores en bidones de plástico, se han exportado a otros países como Ghana, Benin o Senegal.

“Nos sirven para crear comunidad, para desmitificar la tecnología y llegar a las chicas, por ejemplo”, explica el impulsor, cuya obsesión recurrente es la “democratización de la tecnología La innovación tecnológica se convierte en una forma de vida para estos jóvenes que “trastean” en las instalaciones de WoeLab. En agosto de 2013 el gobierno togolés lanzó un programa de fomento de la emprendeduría juvenil.

El fablab albergaba tres de las diez empresas que las autoridades seleccionaron para dar impulso. “Los jóvenes africanos ya no tienen excusa”, advierte Koffi Sénamé, “si tienes un buen proyecto te resulta más fácil acceder a financiación procedente de cualquier lugar del mundo. Tienes acceso a experiencias en otros países y puedes compartir recursos con las comunidades del movimiento open source”.

 

Igualmente, esta energía creativa está comenzando a dar sus frutos en el cambio de imagen del continente y las experiencias de los impulsores de la W.Afate son una buena muestra. Han visitado ferias y convenciones relacionadas con la tecnología por todo el mundo, desde Nueva York a París pasando por Bamako, y han recibido premios, uno de los más recientes, en julio en Barcelona, durante el encuentro Fab10 Barcelona.

“Al principio, en las convenciones, nos daba vergüenza enseñar la W.Afate porque no es más que un montón de desperdicios, pero cuando la montamos, incluso gente de grandes empresas dicen ‘Uou’ y sentimos el respeto”, cuenta Sénamé. Ese respeto ayuda a alimentar la autoestima y es bueno para lo que este innovador llama “capital confianza”. Es decir, que los jóvenes sean conscientes de lo que son capaces de hacer.

 

Sénamé Koffi Agbodjinou no esconde que debajo de la experiencia de WoeLab hay una voluntad de transformación social. “El intento es ayudar a aumentar el nivel, en general. El pretexto es la tecnología y el urbanismo. Pero en realidad se trata de que la comunidad tenga las herramientas a su disposición para que después las aplique en el ámbito que le sean más útiles”.

Una de las mayores preocupaciones del Ejército de Tailandia desde el golpe de Estado, hace seis meses, ha sido acallar las críticas y detener a los disidentes para someterlos a lo que denomina “ajustes de actitud”. Los militares han arrestado a ciudadanos que protagonizaban protestas tan simbólicas y pacíficas como leer en público la novela 1984 o el saludo de los tres dedos de la película hollywoodiense Los juegos del hambre, que ha sido adoptado como un gesto de protesta contra el golpe de Estado. “Cuando hice este saludo me detuvo una policía de paisano y me llevaron al club militar. Me hicieron firmar un documento asegurando que no volvería a actuar así de nuevo”, explica Nachacha, de 21 años.

 

Los uniformados tomaron el poder por segunda vez en ocho años el pasado 22 de mayo, destituyendo a Yingluck Shinawatra, cabeza visible de uno de los clanes políticos más poderosos del país. La ex primera ministra, que permanece en Tailandia pero apartada de la política, se enfrenta a un posible juicio por negligencia en el cumplimiento de su deber. Los militares, que asumieron el control sin pegar un tiro, suspendieron el Parlamento y la Constitución, y bautizaron la Junta que dirige el general Prayuth Chan-ocha como el Consejo Nacional para la Paz y el Orden (CNPO).

Los militares han derrocado otros 11 Gobiernos en los últimos 80 años. La vez anterior echaron a Thaksin Shinawatra, hermano de la última jefa de Gobierno y el verdadero poder en la sombra desde su actual exilio en Dubái. El país asiático vive un momento especialmente delicado debido a los problemas de salud del venerado rey Bhumibol Adulyadej que, a sus 86 años, no pudo asistir a la toma de posesión de dos ministros hace unos días.

WASHINGTONG.- El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, presentó hoy una demanda contra el mandatario de Estados Unidos, Barack Obama, por su decisión de enmendar de manera unilateral la Ley de Salud Asequible (ACA).

Obama ahora es enfrentado en los tribunales

NUEVA YORK, EE.UU..- El saldo de personas muertas por la tormenta de nieve que afectó esta semana el noreste de Estados Unidos aumentó a trece, luego de que las autoridades confirmasen el viernes tres víctimas más en Buffalo, en el oeste del estado de Nueva York.

Representantes de más de 170 países que participan en la Segunda Conferencia Internacional sobre la Nutrición (CIN2), adoptaron hoy aquí una declaración y un marco de acción para garantizar que todas las personas tengan acceso a dietas saludables. Ministros y altos funcionarios responsables de salud, alimentación o agricultura y otros aspectos de la nutrición, adoptaron la Declaración de Roma sobre la Nutrición, y un Marco de acción, que establece recomendaciones sobre políticas y programas para abordar la nutrición a través de múltiples sectores.

La iniciativa se formalizó en la apertura en Roma de la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición (CIN2), instituida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La Declaración de Roma sobre la Nutrición consagra el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos inocuos, suficientes y nutritivos, y compromete a los gobiernos a prevenir la malnutrición en todas sus formas, incluyendo el hambre, las carencias de micronutrientes y la obesidad.

El Marco de Acción reconoce que los gobiernos tienen el papel y la responsabilidad principal de abordar los problemas y desafíos de la nutrición, en diálogo con una amplia gama de partes interesadas, incluyendo la sociedad civil, el sector privado y las comunidades afectadas.

Sobre la base de compromisos, metas y objetivos de la Declaración, el Marco establece 60 acciones recomendadas que los gobiernos pueden incorporar en sus planes nacionales de nutrición, salud, agricultura, educación, desarrollo e inversión, y a tener en cuenta cuando se negocien acuerdos internacionales para lograr una mejor nutrición para todos. “Tenemos el conocimiento, la experiencia y los recursos necesarios para superar todas las formas de malnutrición”, aseguró en su intervención el director general de la FAO, José Graziano da Silva.

“Los gobiernos deben liderar el camino. Pero la presión para mejorar la nutrición global debe ser un esfuerzo conjunto, con la participación de las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado”, dijo.

La Declaración de Roma y el Plan de Acción “son el punto de partida de nuestros renovados esfuerzos para mejorar la nutrición para todos, no son la línea de meta. Nuestra responsabilidad es la de transformar el compromiso en resultados concretos”, advirtió. “Ahora debemos redoblar nuestros esfuerzos”, señaló el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, en un mensaje transmitido por video a los participantes en la CIN2.

“Espero con interés conocer el compromiso nacional que cada uno de ustedes va a asumir. Por su parte, el sistema de las Naciones Unidas se compromete a hacer todo lo posible para aportar un apoyo eficaz”, consideró.

La directora general de la OMS, Margaret Chan, recordó por su parte que “el sistema alimentario mundial, con su dependencia de la producción industrializada y los mercados globalizados, produce abundantes suministros, pero crea algunos problemas de salud pública. “Una parte del mundo tiene muy poco que comer, con millones de personas vulnerables ante la muerte o las enfermedades causadas por las carencias de nutrientes”, refirió.

“Otra parte come en exceso, con una obesidad generalizada que hace retroceder las cifras de esperanza de vida y eleva los costes de la atención sanitaria”, añadió. El Marco de Acción establece mecanismos eficaces de rendición de cuentas, incluyendo marcos de seguimiento para los progresos, así como objetivos de nutrición e hitos basados en indicadores acordados a nivel internacional.

Los países firmantes deben lograr resultados concretos para 2025, incluidas las metas existentes para mejorar la nutrición de las madres, los lactantes y niños pequeños, y para reducir los factores de riesgo nutricionales de enfermedades no transmisibles como la diabetes, las cardiopatías y ciertos tipos de cáncer. Según la FAO, los sistemas alimentarios sostenibles son clave para la promoción de una dieta saludable.

Los gobiernos están llamados a promover una agricultura que mejore la nutrición, integrando los objetivos nutricionales en el diseño e implementación de programas agrícolas, garantizando la seguridad alimentaria y promoviendo dietas saludables.

La Declaración y el Marco son el fruto de casi un año de intensas negociaciones que han involucrado a representantes de los países miembros de la FAO y la OMS.

Los países reconocieron que, a pesar de se han logrado avances importantes en la lucha contra la malnutrición desde la primera Conferencia Internacional sobre Nutrición de 1992, el progreso ha sido insuficiente y desigual.

Si bien la prevalencia del hambre se ha reducido en un 21 por ciento desde el período 1990-92, todavía hay en el mundo más de 800 millones de personas hambrientas, dijo la FAO en un comunicado. Indicó que aunque también ha disminuido su impacto, se calcula que en 2013 había aún 161 millones de niños de menos de cinco años afectados por el retraso en el crecimiento (estatura baja para la edad) y 51 millones por la emaciación (bajo peso para la estatura).

Asimismo, la subalimentación está vinculada a casi la mitad de todas las muertes de niños menores de cinco años, unas 2.8 millones al año.

Además, más de dos mil millones de personas se ven afectadas por las carencias de micronutrientes, o “hambre oculta”, debida a la insuficiencia de vitaminas o minerales.

Mientras tanto, la carga de la obesidad está creciendo rápidamente, con alrededor de 500 millones de personas obesas ahora, y tres veces más sobrepeso.

Muchas de las recomendaciones aprobadas por los ministros se centran en garantizar que los sistemas alimentarios sean más sostenibles y promover dietas variadas y saludables.

Con este fin, se insta a los gobiernos a fortalecer la producción y el procesado local de alimentos, en especial por los pequeños campesinos y los agricultores familiares, prestando especial atención al empoderamiento de la mujer.

 

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Miss Honduras Mundo 2014, María José Alvarado, y su hermana Sofía Trinidad, fueron halladas muertas hoy, informó una fuente oficial, que agregó que una persona ha sido detenida como sospechosa de cometer el crimen.

“Podemos confirmar efectivamente que se trata de las dos jóvenes hermanas que están enterradas en el sector de la aldea Cablotales, Santa Bárbara”, dijo el director de Investigación Criminal, Leandro Osorio, a Radio América, que transmite desde Tegucigalpa.

Las dos jóvenes desaparecieron el pasado jueves, 13 noviembre, en el departamento occidental de Santa Bárbara.

Osorio agregó que hay una persona detenida que “supuestamente” sería “el autor material” del crimen y “un testigo protegido”.

Las autoridades también se han incautado de un arma con la que habrían dado muerte a las hermanas Alvarado y un vehículo en el que fueron llevadas al sitio donde fueron enterradas, agregó Osorio.

Las hermanas Alvarado desaparecieron el jueves pasado, después de acudir a una fiesta de cumpleaños del novio de Sofía Trinidad, según informó su madre, Teresa Muñoz.

 

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